Todos discutimos y eso no es algo malo. Las discusiones son oportunidades de acercamiento, de solucionar conflictos y de poner en marcha cambios. Son oportunidades de aprender y de mejorar. La psicóloga y sexóloga Mamen Jiménez nos explicaba que lo más normal y aconsejable del mundo es discutir. en cualquier relación, pero discutir bien. Es lo que Amanda Ripley, experta en comunicación y autora de ‘High Conflict', llama conflicto productivo o conflicto saludable.
Podemos convertir un desacuerdo en una discusión, pero esa discusión puede convertirse en algo constructivo si usamos la inteligencia emocional. Para conseguirlo, según un estudio publicado en Cognitive Science en lugar de intentar ganar una discusión, lo que tenemos que hacer es"discutir" para aprender porque eso hace que otras personas sean más receptivas y no sientan que les atacas. Los investigadores aseguraban que “las personas cambian su evaluación de la verdad para que sea coherente con los objetivos de su mentalidad argumentativa particular”, es decir, cuando desafiamos a otros es poco probable que cambien de opinión. En cambio, si les hacemos sentir que queremos aprender, ellos también estarán más abiertos a aprender.
“Es interesante que digas eso”
Según Ripley, esto se consigue con frases que demuestren curiosidad porque “la curiosidad es un antídoto para el conflicto", explica en el libro. Frases como “Me pregunto si…”, “Es interesante que digas eso porque lo veo diferente…”, “Puede que me equivoque, pero…” o “Tengo curiosidad. ¿Cómo llegaste a esa conclusión?”, invitan a un diálogo abierto y demuestran que tenemos inteligencia emocional. La forma de expresarse es clave, eso sí. No sirve de nada decir estas frases si no es un tono amigable y sincero. Necesitas que la otra persona perciba tu curiosidad y que vea tus ganas de aprender y no de discutir.

Esto nos sirve en todos los ámbitos y en todas las relaciones. Por ejemplo, en el trabajo cuando nos dicen que no lo ven como nosotros, podríamos decir "Nunca lo había pensado así; ¿podrías explicarme cómo?" en lugar de "Explícame por qué no tiene sentido" que podría ser más intimidatorio. La primera opción convierte un posible conflicto en una conversación sobre una idea, y la persona que da su opinión contraria a la tuya se siente valorada y escuchada. Eso no significa que tengas que darle la razón después, solo que abres un espacio para el diálogo.
La próxima vez que alguien no esté de acuerdo contigo, intenta no verlo como un ataque. Trata de entender por qué piensa como piensa y mira esa discusión no como algo que ganar sino como algo de lo que aprender.
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