Parecía que la industria de la belleza tenía un problema personal con nosotras, porque la mayoría de sus cosméticos, tratamientos y novedades están orientados a hacernos sentir fatal con nuestro aspecto y tratar de arreglarlo. Pero en la voracidad de esta industria también hay hueco para los hombres y sus complejos. Y si no tienen, pues los creamos.
De los creadores de los trasplantes de pelo, que movieron 16.380 millones de dólares en 2024, ahora llega la obsesión por tener (o trasplantar) la barba. Pero no una barba cualquiera. Quieren una barba espesa, de leñador, de macho, de espartano, au, au. Hay que evitar a toda costa ser lampiño, tener vello facial con parches sin pelo. La barba es un nuevo sinónimo de masculinidad y un nicho de mercado nuevo e inexplorado.
El 'efecto William': todos quieren la barba del príncipe británico
¿No tienes vello en la cara? Ahí hay negocio y así comienza el boom de los trasplantes de barba. Todavía es muy reciente para tener ya cifras tangibles, pero en una investigación de 'The Guardian' hablan de que se han triplicado desde la pandemia, con precios que oscilan entre 3500 y 8500 euros, en función del tamaño del injerto.

Lo llaman 'el efecto William' y ha convertido al heredero británico en todo un trendsetter desde que decidió dejarse barba. Su nuevo look inspiró a hombres del mundo entero, o así lo afirma la clínica EsteNove en Turquía, que ha visto aumentar un 200% el número de trasplantes de barba desde entonces y lo achacan al royal. "La gente viene con fotos del príncipe Guillermo en sus móviles y me piden que lo haga igual".
En qué consiste un trasplante de barba
Los trasplantes de barba siguen el mismo procedimiento que los de pelo, extrayendo folículos capilares de una zona densa y sana, como la nuca, e insertándolos en las áreas de calvicie. Comenzaron en la década de 1930 en Japón para víctimas de trauma y quemaduras, pero con el tiempo se han ido perfeccionando y democratizando en el ámbito estético.
Esta práctica se ha centrado, durante décadas, en el pelo de la cabeza. Ahora se amplía al vello facial, con operaciones similares, pero no idénticas. Hay que tener en cuenta que el pelo de la barba es más duro, más áspero y requiere un ángulo de crecimiento determinado. Además, en la cara hay muchas terminaciones nerviosas. El cirujano Greg Williams afirma que "hay mucho riesgo de que no luzca natural". Por eso es importante buscar un buen profesional y no dejarse llevar por ofertas.
O, sencillamente, afeitarse.
Fotos | Gtres, @estenoveturkey.
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