Según una psicóloga y experta en crianza formada en la Ivy League, conseguir que nuestros hijos sean capaces de recuperarse de la decepción, la frustración y el estrés comienza por evitar sobreprotegerlos
Aliza Pressman es psicóloga del desarrollo y cofundadora del Mount Sinai Parenting Center. Cuenta con más de dos décadas de experiencia trabajando con familias y sabe que una de las tareas más complicadas de un padre es ayudar a que sus hijos desarrollen resiliencia. Es algo que explica en su libro ‘The 5 Principles of Parenting’ (Los 5 principios de la crianza de los hijos).
“Tratamos de cubrir el cielo para proteger a nuestros niños del granizo, la nieve, la lluvia y el viento en lugar de enseñarles cómo vestirse según el clima o enseñarles cuándo está bien salir”, asegura. Sin embargo, como adultos sabemos que la vida conlleva dificultades a las que esos niños tendrán que enfrentarse, y es mucho mejor enseñarles a superar esas dificultades, que tener un estilo de crianza helicóptero que les sobreprotege. Es precisamente en su libro donde Pressman habla de “cinco erres”, que son clave para criar niños resilientes.
Las “cinco erres” para desarrollar la resiliencia en los niños
Relaciones
Si cuidamos las relaciones con los niños y les hacemos sentir seguros y acompañados, podremos cambiar el tipo de estrés, y el niño aprenderá a lidiar y a gestionar ese estrés en el futuro.
Todos los niños experimentarán estrés, y tener un cuidador con quien se sienta seguro y conectado puede hacer que el estrés pase de tóxico a tolerable. Según Pressman, hay tres tipos de estrés que puede experimentar un niño: el estrés positivo, que hace referencia a emociones positivas como la alegría; el estrés tolerable, que es cuando un niño experimenta algo grave como perder a un ser querido; y el estrés tóxico, que es una fuerte respuesta a una adversidad prolongada, como ver violencia en casa.
Reflexión
Pressman asegura que es necesario reflexionar y tener una visión no solo de lo que necesitan nuestros hijos, sino de lo que necesitas tú. “Reflexionar te ayuda a tener una visión más general y te ayuda a tener respuestas más mesuradas en lugar de reacciones instintivas cuando algo va mal”. Por ejemplo, cuando los niños tienen una rabieta.
Es una manera de actuar con inteligencia emocional porque te permite gestionar mejor las emociones y al ver tu autorregulación, es más fácil que el pequeño imite tu comportamiento. La experta propone fomentar momentos de tranquilidad en los que no haya tantos estímulos, como la meditación, pero adaptada a los más pequeños. Por ejemplo, comiéndose una manzana en silencio, pensando en la manzana.
Regulación
Tanto si controlas tu comportamiento como si no, los niños seguirán tu ejemplo. Aprenden por imitación, así que es esencial que como adulto, sepas regularte. Así podemos poner en práctica con ellos la “corregulación”. Pressman asegura que la presencia de un cuidador tranquilo y conectado permite que un niño recupere el equilibrio cuando está molesto, enrabietado o asustado. La regulación es un factor importante en la resiliencia porque enseña a los niños a responder al malestar con calma, sin importar lo grandes sean sus emociones en ese momento.
Para hacerlo, es imprescindible que nos acerquemos a los niños con una actitud tranquila aunque ellos estén expresando su enfado, por ejemplo.Es importante recordar a los niños que respiren, uno de los mejores trucos de relajación que existen, y expresarles que sus sentimientos son válidos pero sus acciones deben seguir siendo apropiadas para el entorno. Así aprenderán a autorregularse.
Reglas
No puede existir crianza sin reglas. Es la forma de poner límites a los niños a ciertas conductas porque como explica en su libro ‘Queremos hijos felices. Lo que nunca nos enseñaron’ la psicóloga Silvia Álava, “vivimos en una sociedad tremendamente difícil, que tiene sus normas. Si no las seguimos, generaríamos situaciones incómodas a nivel social”. Por eso es importante que los niños aprendan que existen reglas.
Para Pressman deberían existir dos categorías, aquellas que uno tiene para sí mismo y aquellas restricciones sobre sus conductas. Hacer cumplir ambos puede ayudar a los niños a sentirse “seguros”. Las reglas deben ser justas, claras, consistentes y tener sentido. “Así los niños saben lo que se espera de ellos y no tienen que estar en alerta máxima para recibir comentarios todo el tiempo”, asegura.
Reparación
Igual que ocurre con una relación de pareja, la reparación es importante como afirmaban en el Instituto Gottman con el estándar 5-1. No hablamos de corregir errores, sino de reforzar la importancia del vínculo. Las relaciones resisten los malos momentos y la tensión solo si restauras el sentido de confianza y unión después de que ocurra cualquier conflicto. ¿Cómo lo conseguimos? Con muestras de amor constantes, desde abrazos hasta empatía, especialmente después de un conflicto.
“Puede hacer reparaciones mostrándoles a sus hijos empatía, amor y curiosidad”, explica Pressman, y asumiendo también que nos hemos equivocado. “Si te están contando sobre su día pero estás ocupado con otra cosa, puedes decirles que lamentas haberte distraído, pero que te encantaría saber cómo fue su día”, explica la experta.
Si como padres hacemos caso de estas cinco erres, no solo estaremos demostrando inteligencia emocional, también estaremos fomentando que nuestros hijos sean más resilientes.
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