Trabajo desde los 18 años y hasta los 29 no me senté en una oficina. Siempre tuve un trabajo dinámico en el que me movía y cuando pasé a llevar una vida laboral más sedentaria lo noté, aunque no tanto como cuando empecé a teletrabajar.
Aunque el teletrabajo se impuso durante la cuarentena, yo ya llevaba un par de años trabajando en remoto, desde mi casa y sin ir a una oficina. Esto implica que pasó más de un año hasta que conocí en persona a algunas de mis compañeras de trabajo, por ejemplo, o que cambiaron por completo mis hábitos.
Después de cuatro años y tras haber pasado períodos de odiar el teletrabajo, te digo algo: es la mejor forma de trabajar que he conocido, aunque requiere una adaptación y un esfuerzo extra hasta que te acostumbras. Y obviamente no es algo hecho para todos los trabajos. En mi caso, que tengo un trabajo mayoritariamente creativo, es muy práctico.
Tengo menos ruidos que los que tendría en una oficina, lo que me ayuda a concentrarme y me facilita ser más productiva en menos tiempo de trabajo. Me permite ahorrar, soy más sostenible (vendí mi coche y ahora me muevo en transporte público), mi día está más organizado y puedo hacer más cosas porque no “pierdo el tiempo” moviéndome hacia el trabajo y además tengo una mayor flexibilidad de horarios.
Y aunque no todo es color de rosa y he tardado tiempo en acostumbrarme a este estilo de trabajo, ahora no lo cambio por nada. Para mí, la clave ha sido encontrar el equilibrio entre vida laboral y personal en el mismo espacio vital: mi casa.
Para ello, cinco consejos que he puesto en práctica estos años y que han hecho del teletrabajo la opción más productiva y eficaz para mí. Estos trucos pueden ser para ti un listado de cosas que hacer para que el teletrabajo no te resulte abrumador, solitario o un camino de procrastinación.
No te levantes y te pongas a trabajar
Cuando trabajas fuera de casa y entras a las 9, te levantas a las 7 de la mañana, te das una ducha, te vistes y arreglas, desayunas, coges el coche o el metro y comienzas a trabajar. Entonces si ahora trabajas desde casa ¿por qué pones el despertador a las 9 menos diez y solo te das tiempo para asearte un poco y ponerte delante del ordenador?
Esa rutina por la mañana va despertándote y activándote, así que haz lo mismo que si estuvieras trabajando fuera. Levántate, dúchate, vístete (no hay nada menos recomendable que trabajar en pijama), desayuna con tranquilidad y después, ponte a trabajar.
Es una manera de que tu mente entienda que vas a trabajar, tal y como explican en el Colegio Oficial de Psicología de la Comunidad Valenciana, que elaboró una guía para el teletrabajo que nos puede dar algunas claves. No solo te ayuda a estar más despierta y a ser más productiva sino que te ayuda a separar los tiempos de trabajo en casa.
Apuesta por un espacio de trabajo definido
Y con espacio definido no me refiero al salón de casa o el sofá. Busca un pequeño rincón en el que montar tu oficina y que esté separado (si es posible) de tu zona de ocio. Así conseguiremos separar físicamente el espacio de trabajo del resto de la casa, y el primero lo usaremos únicamente para trabajar y en las horas de trabajo.
Además, tener una pequeña oficina en casa con el material adecuado (sillas preparadas para que estemos 8 horas sentados en ellas), nos evitará problemas de salud como dolores de espalda.
Podemos apostar por escritorios que nos permitan trabajar sentados o de pie, por ejemplo, o simplemente hacernos con una mesa que no sea en la que comemos con la familia. Tener el espacio “oficina” nos permite desconectar cuando cerramos la puerta y no pensar en el trabajo más allá de las horas de trabajo, porque al estar en casa corremos el riesgo de trabajar a deshoras.
En mi caso me ha costado dos años darme cuenta de que las herramientas con las que trabajo desde casa y que corren de mi cuenta, son tan importantes como yo misma. Tener una silla cómoda en la que pasar la jornada, contar con un ordenador rápido y eficaz o una mesa de trabajo ordenada y bonita, me ayuda a trabajar mejor.
Se trata de invertir en tu trabajo, no solo a nivel físico sino también digital, por ejemplo con herramientas como Notion que nos facilitan la organización del trabajo y del día a día. Serás más productiva, estarás más cómoda y trabajarás mejor.
Ten un horario como si estuvieras en la oficina (también con descansos)
A colación del último punto, algo importantísimo: establece un horario de trabajo, con descansos incluidos. Cuando estamos trabajando desde casa podemos tender a no levantarnos de la silla en toda la mañana (hay menos distracciones que en una oficina, por ejemplo), o a ir haciendo las “cosas” de casa mientras trabajamos, como poner una lavadora, sacar las cosas del lavavajillas o hacer la comida.
Las tareas del hogar, la compra y todos los demás recados deberán hacerse antes o después del trabajo, no durante. Hacerse a la idea de que estamos trabajando y marcar un horario para las tareas de casa que no coincida con el del trabajo. Por ejemplo, puedes aprovechar los fines de semana para hacer un batch cooking con el que dejar todo preparado para la semana, o apostar por un servicio de comida a domicilio al estilo de Wetaca.
Si quieres aumentar tu efectividad lo mejor es que establezcas un horario como si estuvieras trabajando fuera. Por experiencia te diré que hacer 20.000 cosas por estar en casa lo que provoca es que pierdas el hilo, y no hacer descansos terminará por afectar a tu productividad y fomentar que cometas errores. Ponte un horario que tenga descansos y cúmplelo.
Imprescindible el ejercicio para compensar el sedentarismo
Durante muchos años tuve un trabajo en el que pasaba muchas horas de pie, moviéndome y muy activa. Pero de repente hace seis años me vi en una silla de oficina y pasé de moverme ocho horas a moverme cero horas. Un cambio que evidentemente afectó a mi cuerpo.
Más allá de pesos hablo de estado físico, problemas de espalda y hasta estreñimiento. El sedentarismo me dio una bofetada, pero todo empeoró cuando en lugar de ir a una oficina, pasé a trabajar desde casa.
El mejor consejo que puedo darte es que te hagas una rutina de ejercicios aunque sea desde casa. Lo que te guste, yoga, HIIT, ejercicios de fuerza… En mi caso me viene mejor hacerlo antes de trabajar porque después de todo el día lo que me entra es una pereza desmedida y termino por no hacer nada.
Puedes dar un paseo al terminar de trabajar o ir al gimnasio. Da igual cómo, pero procura moverte porque mejorarán muchos aspectos de tu salud.
La vida después del trabajo es importante para el trabajo
Parece una contrariedad, pero salir de casa, fomentar y cultivar las relaciones sociales, disfrutar de un hobby, hablar con alguien cara a cara aunque sea en el supermercado y desconectar del trabajo, nos ayudará a ser más efectivos en el trabajo.
Evitará el absentismo y la procrastinación, y nos ayudará a mejorar la productividad en las horas en que sí estemos trabajando porque estaremos despejadas y de mejor humor.
Si puedes, sal de casa a diario, que te de el sol, aunque solo sea a dar un paseo que te haga escapar de las cuatro paredes de tu casa, y con el reconectar contigo misma. Cuidarte es vital cuando teletrabajar, para no perderte y dejar de ser la que siempre has sido. Arréglate, disfruta de la compañía y haz planes que impliquen no estar en casa y pasar tiempo con amigos o familia.
Fotos | Instagram @reesewitherspoon, Christin Hume, Roberto Nickson, Toa Heftiba, Ella Olsson, Alora Griffiths y Antonino Visalli en Unsplash