Para quien no le conozca, Viktor Frankl fue un neurólogo, psiquiatra y filósofo austríaco que pasó por varios campos de concentración nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Dos de sus frases más célebres son que “cuando ya no somos capaces de cambiar una situación, nos encontramos ante el desafío de cambiarnos a nosotros mismos” y la que hoy nos trae aquí: “Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas. La elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias para decidir su propio camino”. Usando la segunda como base, vamos a descubrir cómo funcionan las emociones de una forma sencilla porque entenderlo es clave para evitar que una discusión de pareja se convierta en una batalla campal.
La regla de los 90 segundos
Según la neurocientífica Jill Bolte Taylor explicaba en su libro ‘Un ataque de lucidez’, el proceso neurológico de cualquier emoción fuerte, como podría ser el enfado o el miedo, a nivel física tiene una duración de 90 segundos. Es lo que la experta de Harvard llama la regla de los 90 segundos y que explica de la siguiente forma: “Cuando una persona tiene una reacción a algo en su entorno, hay un proceso químico de 90 segundos que sucede; cualquier respuesta emocional restante es simplemente la persona que elige permanecer en ese bucle emocional”. Es decir, cuando experimentamos una emoción intensa, la respuesta química inicial en el cerebro y lo que ocurre en nuestro cuerpo, solo dura 90 segundos.
Si entendemos esto, entenderemos que durante 90 segundos tendremos una respuesta física natural (a nivel corporal y cerebral), pero lo que sucede después y lo que decidimos hacer con esa emoción, sí es algo que esté bajo nuestro control y sobre lo que podamos decidir. Te pongo un ejemplo para que se entienda aún mejor. Cuando vivimos una situación estresante como puede ser una discusión con nuestra pareja, podemos sentir una respuesta física clara en nuestro cuerpo, como un aumento en el ritmo cardíaco, las mejillas enrojecidas, el puño cerrado o el pulso palpitando en nuestros oídos. Esta reacción física es la respuesta a la liberación de diferentes sustancias químicas en nuestro cerebro y se produce una activación del circuito neurológico de supervivencia.
Como explicaba Taylor a Psychology Today, “cuando se observan las células en el circuito del cerebro, cada reactividad es simplemente un grupo de células que realizan su función. Desde el momento en que se tiene el pensamiento de que hay una amenaza y se activa ese circuito del miedo, se estimulará el circuito emocional relacionado con él, que es la reacción de lucha o huida. Eso desencadenará una descarga fisiológica de noradrenalina en el torrente sanguíneo. Te inundará y te eliminará en menos de 90 segundos. Por lo tanto, desde el momento en que piensas el pensamiento que desencadena toda esa cascada de eventos hasta que la descarga química se produce en tu interior, pasan menos de 90 segundos”.
Para muchos de nosotros esa reacción emocional continúa mucho después porque existe una conexión entre nuestros pensamientos, emociones y la química cerebral, pero si somos capaces de apartar nuestros pensamientos de lo que estimuló la emoción en primer lugar, el cerebro deja de segregar los neurotransmisores en 90 segundos. Mientras sigamos dándole vueltas a la situación, nuestras emociones seguirán agitadas y nuestros cerebros seguirán inundando nuestros cuerpos con adrenalina. Si conseguimos pararlo en esos primeros momentos, la emoción no continuará y demostraremos que tenemos autocontrol y que somos capaces de regular nuestras emociones, dos habilidades que demuestran que tenemos inteligencia emocional.
![Regla 90 Segundos Para Calmarte En Una Discusion](https://i.blogs.es/94d32a/regla-90-segundos-para-calmarte-en-una-discusion/450_1000.jpeg)
Ahora que sabemos como funciona el cerebro con esas emociones, ¿cómo podemos hacer una mejor gestión de la emoción en sí? Lo que propone la Dra. Jill Bolte Taylor es que esperemos 90 segundos para responder a la situación que enfrentas, como puede ser una discusión de pareja, para evitar quedar atrapado en un bucle de pensamientos que estimulen aún más tus emociones. Según Taylor, la próxima vez que te sientas provocado mira el segundero de un reloj. “En cuanto lo mires, te estarás observando a ti mismo teniendo esta respuesta fisiológica en lugar de estar interactuando con ella. Tardarás menos de 90 segundos en sentirte mejor”, asegura la experta. Cuando las cosas se están poniendo complicadas y te estés enfadando, mira tu reloj. Tardarás 90 segundos en disipar esa respuesta de ira.
La neurocientífica asegura que tenemos el poder de elegir quiénes y cómo queremos ser en el mundo en cada momento, independientemente de las circunstancias externas en las que nos encontremos. Con este truco, por mucho que nos enfade una situación, sabemos que esa reacción física que nos genera tanto malestar no durará siempre.
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