Bien está lo que bien acaba. Y esta historia termina a las mil maravillas, ¡un auténtico final feliz! Y sin duda una de esas anécdotas que contar una y otra vez, porque se trata nada más y nada menos que de la sorprendente experiencia de una señora británica que con 22 años compró un anillo en un mercadillo pensando, por su precio, que era una baratija, y a los 55 descubrió que su valor real era de más de 800.000 euros, tal y como relata el diario británico The Sun.
La historia de una casualidad
Como te contaba, Debra Goddard se hizo con esta joya en su juventud. Es de hecho una de mis fantasías, casi un sueño erótico. Ir a Camden, comprar un anillo por 10 o 20 euros y que luego resulte llevar engarzado una piedra preciosa. La trabajadora de una tienda de caridad guardó la sortija durante más de 30 años, cuando recurrió a ella para intentar echarle una mano a su madre, que había perdido todos sus ahorros después de que un familiar la estafara.
En un momento de inocencia, Goddard llevó la pieza a un joyero para intentar ver cuánto podría sacar. ¿Lo que esperaba? Unos cientos de euros a lo sumo. Sin embargo, cuál fue su sorpresa y la del profesional cuando este le comentó que en realidad tenía ante sí un diamante de 26,27 quilates. No sé si eres consciente de cuánto es eso, pero muchísimo, tanto que el valor de la joya ascendía a más de 800.000 euros de acuerdo a lo que relata el periódico inglés.
Tras ser consciente de esto, Debra Goddard, que continúa residiendo en su vivienda de Twickenham, en West London, tomó la decisión de contactar con la casa de subastas Sotheby's, que fue la encargada de comercializar el anillo tras haber confirmado que el joyero estaba en lo cierto.
Después de semejante bombazo, la mujer tenía una cosa muy clara, no quería cambiar de estilo de vida de forma radical, sino darle a su madre los caprichos que esta quisiera y pasar tiempo con ella, algo que se ha traducido en hacer viajes juntas a rincones del mundo como Las Vegas, donde acudieron a los shows en directo de Tom Jones o Celine Dion, o a Barbados.
Además, Debra Goddard ha aprovechado su tirón y su golpe de suerte, o de karma, para lanzar su propio proyecto, una empresa que se dedica a buscar gangas en mercadillos con la intención de que luego resulten, o transformarlas, en tesoros. Todo muy "no sé, Rick, parece falso". Pero esto es real.
Fotos | Eileen Pan en Unsplash y captura de pantalla de la cuenta de X de @JuliaCharnley
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