Cuando horneo un bizcocho en casa se llena todo de un aroma dulce y un calor hogareño que me recuerda a cuando mi madre los domingos hacía un bizcocho para el resto de la semana. Si en ese momento hubiera sabido que existía esta receta de bizcocho de leche caliente, le habría pedido a mi madre que cambiase su bizcocho de yogur por esta maravilla hiperesponjosa.
Es ligero, sutil y tiene un aroma lácteo fantástico. Es uno de esos bizcochos que me comería para desayunar y merendar todos los días, sobre todo sabiendo lo fácil que es de preparar.
La leche caliente es vital para la receta, así que no te saltes el paso de calentarla. De hecho vamos a poner la leche, la mantequilla y la esencia de vainilla en un cazo y llevarlo a ebullición. Cuando empiece a hervir, apagamos el fuego y dejamos templar un par de minutos.
Es el momento de batir los huevos y el azúcar hasta que cambien de color y comiencen a blanquear y a aumentar de volumen. Lo mejor es hacerlo con unas varillas eléctricas como estas.
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Mientras tanto, en un recipiente hondo y amplio, batimos los huevos y el azúcar con unas varillas eléctricas hasta que la mezcla esté cremosa y blanquecina. Mezclamos la leche con el huevo muy poco a poco y sin dejar de batir para evitar que el segundo cuaje. Una vez mezclado, incorporamos la harina y la levadura tamizadas, y lo movemos ligeramente hasta que se integre todo, evitando batirlo en exceso.
En este caso usaremos un molde de paredes algo más altas y de unos 20 cm de diámetro para conseguir que quede más alto y esponjoso (recuerda la importancia de elegir un molde adecuado para cada tarta o bizcocho). Untamos con mantequilla y espolvoreamos harina para evitar que se pegue (quitando el exceso, queremos una capa fina de harina), y echamos la masa dentro.
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Truco del chef: para quitar las posibles burbujas golpeamos un par de veces el molde contra la encimera para que las burbujas suban a la superficie. De esta forma la miga queda más homogénea y quitamos el aire que haya podido quedarse en la masa al batir.
Con el horno ya caliente a 180 ºC y calor arriba y abajo, cocemos el bizcocho 40 minutos. Una vez pasado el tiempo apagamos el horno y dejamos nuestro bizcocho dentro para que termine de cocerse con el calor residual durante otros 10 ó 15 minutos. Desmoldamos cuando esté frío y decoramos con azúcar glass por encima.
Como siempre queremos darte más, te dejamos por aquí la receta de la mejor tarta de chocolate del mundo, a la altura de las mejores pastelerías de Madrid, y súper fácil de hacer, como este bizcocho de leche caliente que nos recuerda a la infancia.
Fotos | Directo al Paladar
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