Anabel Palomares
EditorÚltimamente tengo un problema con el tiempo. Me falta. Algo común si pensamos en el estilo de vida que nos arrastra y nos impide, en muchas ocasiones, hasta respirar. Cuando me quiero dar cuenta son las 9 de la noche y tengo un hambre que me comería un búfalo, pero estoy tan cansada que no me apetece meterme en la cocina. Por eso me he aficionado a las recetas en diez minutos que usan pocos ingredientes, pero de una forma creativa.
Es el caso de estas tortitas de calabacín y almendras que descubrí por casualidad en Vitónica. Lo malo es que no tenía los huevos que incluían la receta de mi compañera Liliana, pero no podía ir a comprar porque ya estaba todo cerrado. De cuatro ingredientes solo tenía tres: calabacín (uno mediano), queso rallado (unos 100 gramos) y almendra molida. Me faltaban los huevos de la receta original, pero decidí innovar y me salió la jugada redonda.
Tortitas de calabacín sin huevo ni harinas
Lo más importante es quitarle bien el agua al calabacín. Para conseguirlo lo que haremos es rallar un calabacín mediano encima de un paño de cocina bien limpio o de una estameña, usando el rallador más grueso. Una vez rallado todo, escurrimos bien el agua. No tengas prisa, será en lo que inviertas más tiempo, pero necesitas hacerlo. Una vez listo lo añadimos a un bol y le echamos las especias que más nos gusten. En mi caso tiré de un poco de pimentón, ajo en polvo y hierbas provenzales, además de sal y pimienta. Puedes añadir lo que quieras y que más te apetezca como especias picantes o curry, un poco de salvia o incluso perejil fresco picado.
Ahora añadimos el queso rallado. Yo usé una mezcla de restos de quesos que me quedaba en la nevera: emmental, un poco de parmesano y algo de gouda. No tienes que usar estos, puedes utilizar cualquiera que se funda bien, como la mozzarella por ejemplo. Mezclamos bien con el calabacín y le añadimos la almendra molida. La receta original lleva huevos, pero yo no tenía, así que en lugar de añadir solo los 15 gramos de almendra molida de la receta original, aumenté la cantidad y le añadí unos 35 gramos, hasta que tuvo una consistencia homogénea y que fue manejable con las manos.
Ahora vamos a hacer pequeñas bolitas, como si fueran albóndigas, que pondremos en una sartén bien caliente con un poquito de aceite. Apretamos ligeramente las albóndigas hasta que tengan forma de tortita de unos 3-4 mm y le damos la vuelta cuando estén tostadas, bajando la temperatura del fuego para que el queso no se queme. Dejamos un par de minutos y listo. Sin huevo, ni harinas, ni patatas. Una receta sin gluten, muy saciante y saludable, que queda fenomenal si la acompañas de una sencilla salsa de yogur.
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