La imagen mental que (casi) todos tenemos de una persona que sufre un trastorno alimenticio es la de un cuerpo escuálido, con los huesos marcados. Pero los desórdenes de conducta alimentaria tienen muchas caras, y conocerlas puede ser un buen método para aprender a identificar si alguien de nuestro entorno, o nosotros mismos, tenemos un problema. No todo es lo que parece, y eso es lo que ha querido demostrar una fitness blogger que sufrió anorexia durante once años y que se ha recuperado a través del deporte, a través de una comparativa de fotos del antes y el después de su cuerpo que ha dejado a muchos sorprendidos.
La chica con el trastorno alimenticio no es siempre la que parece 'aterradoramente delgada'. De hecho, puede que ni siquiera sea la chica más delgada de la habitación. Pero lo que ves en el exterior no es siempre lo mismo que ocurre dentro.
En el momento en que vi la foto de la izquierda, dije «ah, esa soy yo después de mi desorden alimenticio». Y no es verdad. Ni de broma es verdad. Sí, esa foto fue tomada DESPUÉS de que empezara a comer de nuevo... probablemente, al año siguiente... pero yo todavía tenía mucho trastorno. Había pasado por un periodo de cuatro meses de matarme de hambre y sobreviviendo solo a base de cafeína y 'crackers'. Luego, empecé a comer de nuevo y no podía parar. Me sentía fatal. Ninguna de las cosas que llevó a mi periodo de pasar hambre había sido solucionada, descubierta o discutida, y empecé a usar la comida para llenar el vacío. Así que no solo era infeliz sin saberlo, sino que estaba ganando peso, lo que, en aquel momento, era mi peor pesadilla. Y estaba haciendo todo lo que podía para perder peso de nuevo.
Ojalá pudiera deciros que lo solucioné; que encontré una solución y empecé a mirarme y a sentirme genial muy rápido... pero no sería verdad. La foto de la izquierda fue tomada en 2005. Pero hasta 2016 no dejé de intentar regresar al peso que tenía durante mi periodo de cuatro meses sin comer. ¡11 AÑOS! 11 años de tener una terrible relación con la comida, con mi cuerpo y con mi mente. ¡Pero no es así ahora! AL FIN, comencé a desarrollar una relación sana con la comida, y esa es la razón por la que escribo esto. Porque realmente espero que no os lleve once años empezar a sentiros mejor.
En 2016, pasaron algunas cosas. Me empecé a tomar en serio mi carrera y me di cuenta de que era buena en lo que hacía. Eso contribuyó a mi autoestima. Dejé de beber y de usar el alcohol como una venda. Dejé de buscar cosas que me trajeran alegría y decidí moverme, hacerme más fuerte y sentirme mejor. La comida se convirtió en una aliada en mi vida. Y ahora, aquí estoy, sintiéndome mejor y teniendo mejor aspecto que nunca en mi vida. Y ESTOY MUY AGRADECIDA.
El amor por una misma es un TRABAJO. Ojalá pudiera deciros otra cosa, pero no puedo. No hay un arreglo rápido o una solución simple. El interior tiene que estar bien antes de que el exterior se convierta en algo que puedas amar.
Como demuestra la publicación de Carissa, los desórdenes alimenticios son un trastorno mental, no físico, e, igual que es posible estar delgada y perfectamente sana, también se puede sufrir un trastorno sin que nadie se dé cuenta porque el cuerpo no se corresponde con lo que se podría esperar de alguien que sufre anorexia o bulimia. La mejor prueba son estas fotos de antes y después que demuestran que con deporte, vida sana y terapia es posible superar la enfermedad.
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