Mi mudanza a Fuerteventura ocurrió de forma gradual. Vine para seis meses, pero la isla me robó el corazón. Los majoreros tienen un dicho: "A Fuerteventura se llega llorando y se sale llorando" y tienen toda la razón. Desde fuera no parece gran cosa, Amazon no envía paquetes y ni siquiera hay Sephora. Pero sus playas, su clima y sus personas atrapan. Ya llevo tres años en la isla viviendo entre locales y estas son las cosas que ellos jamás harían.
En primer lugar, alojarse en Puerto del Rosario. Cuando venimos de Península (o de cualquier ciudad grande) tendemos a caer en la idea errónea de que la capital será el lugar que más tenga que ofrecer. En términos de shopping puede ser, pero a Fuerteventura no se viene a eso. Las playas infinitas, el agua turquesa y los paisajes volcánicos están al norte de la isla o al sur, en Costa Calma y Jandía.
Otro error de turista novato y que hace mucha gracia a los majoreros es meterte con tu coche de alquiler por sitios imposibles. He perdido la cuenta de los vehículos que he visto varados en las dunas de Corralejo, porque la arena les come las ruedas. Lo mismo ocurre en los caminos de tierra a Cofete, un cementerio de coches tirados esperando una grúa. Semejantes aventuras siempre en 4x4.
Otra gran aventura que quieres evitar, porque te delata como turista novato, es el de no tener en cuenta el viento. En Fuerteventura apenas llueve y siempre hace sol, pero eso no significa que haga buen día. Para los majoreros el clima está muy determinado por el viento y es que hace muchísimo viento. Cosas como poner la sombrilla en la playa y tener que perseguirla cuando se vuela, hacer una ruta cerca de acantilados con viento en contra o tender la ropa sin pinzas son un no rotundo.
Otra tema muy serio y que toca muy de cerca a los isleños es el del agua. Fuerteventura vive una emergencia hídrica y el agua se ha convertido en un recurso escaso. La mayoría viene de desalinizadoras y los cortes de agua a los locales están a la orden del día. Es importante tener conciencia de ello para no malgastarla y pasar por la isla respetándola, no verás a los majoreros abusando de ella.
Tampoco los verás saliéndose de los caminos marcados en las zonas turísticas, llevándose piedras de las playas o haciendo los montoncitos de rocas típicos de las fotos. No lo verás porque está prohibido y porque daña mucho el territorio. Por eso, si quieres disfrutar de Fuerteventura como haría un local, te recomiendo evitar estos comportamientos.
Fotos | @pepatatas, @caafftv.
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