María Yuste
Editor SeniorExcusas para hacer una escapada a Bilbao nunca faltan. Podríamos nombrar su ría, el caso viejo, el Museo Guggenheim... Aunque, tal vez, la que nunca hayas oído es la de un barrio que te hará sentir que estás en una de las zonas más icónicas de Londres. Y es que, si eres una enamorada de Notting Hill, ya no hace falta que salgas de la Union Europea para disfrutar de su belleza. Basta con que te plantes en el barrio de Irala en la capital vizcaína.
Aunque las pintorescas casas inglesas de Irala tienen más de 100 años, no son tan conocidas como otros reclamos de Bilbao. Esto se debe a que se encuentran en una zona relativamente apartada del centro y en calles en las que no hay bajos comerciales. Son un grupo de viviendas adosadas que se construyeron a principios del siglo XX siguiendo la estética de las edificaciones inglesas tradicionales, pero con elementos de estilo neovasco y guiños modernistas.
La mayoría de estas casas tiene planta baja y tres alturas, además de un pequeño jardín delantero. Sin embargo, lo que más llama la atención de bilbaínos y turistas son sus coloridas fachadas, que se encuentran en distintos tonos de azul, verde, rosa, naranja y amarillo.
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El barrio se construyó en torno a una panificadora que pertenecía a Juán José Irala (de ahí el nombre). El lugar era una buena ubicación para dicha actividad porque se encontraba a las afueras de la ciudad y cerca de las vías del tren, con buena conexión para las mercancías. Además, entonces era una zona low cost pero relativamente cercana al centro.
De este modo, las casas se construyeron para que los trabajadores vivieran cerca de sus puestos de trabajo. El objetivo era que fueran acogedoras, asequibles, accesibles y dignas. En unos 10 años se construyeron 15 calles con estas edificaciones y el barrio pasó de tener 200 habitantes en 1908 a casi 3.000 doce años después.
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Además, en el barrio todavía sigue en pie la harinera, que ha sido restaurada y declarada monumento por el Gobierno Vasco. Y es que parte de estas instalaciones son de uso público y aún se puede encontrar en ellas la maquinaria con la que se molía el trigo.
Eso sí, recuerda llevar el móvil bien cargado o la cámara analógica con carrete cuando visites el barrio de Irala porque es extremadamente instagrameable y saldrás de él con un cargamento de contenido para Pinterest.
Foto de portada | abelespiphoto
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