Sara Hormigo
EditoraQuizás hayas escuchado hablar de ella pero no sabes muy bien de qué trata. La dieta paleolítica, o más conocida como la 'dieta paleo', “es un plan de alimentación basado en alimentos que los humanos podrían haber consumido durante la era paleolítica, hace unos 2,5 millones a 10.000 años”, explican en Mayo Clinic.
Por lo que, tal y como su nombre indica, hacer la dieta paleo sería lo más semejante a comer como lo hacían los cromagnones, cazando a recolectando. Así de primeras, puede sonar raro... de hecho, lo es, pero en cierto modo tiene su explicación, la cual está evidenciada por la ciencia.
¿Es recomendable la dieta paleo en mayores de 50?
Si focalizamos este tipo de alimentación sesgando la edad, podría ser que un aumento de proteínas fuera bueno para los mayores de 50 debido a la pérdida de masa muscular que nuestro cuerpo sufre a partir de estas edades.
Según Fernando Mata, Profesor de Fisiología, Endocrinología, Dietoterapia y Nutrición de UAX, en personas mayores, sí tiene “algunos beneficios que pueden ser la reducción en el consumo de alimentos ultraprocesados y azúcares refinados, lo puede ayudar a controlar el peso y reducir el riesgo de enfermedades metabólicas. Además, la mayor ingesta de proteínas puede ayudar a preservar la masa muscular, lo que es importante para prevenir la sarcopenia (pérdida de músculo con la edad). La dieta paleo suele tener alimentos que actúan disminuyendo la inflamación, lo que podría también ser beneficioso para prevenir enfermedades crónicas como la artritis o enfermedades cardiovasculares”, sostiene.
Pensar en la dieta paleo quizás suele vincularse en un primer momento con una alimentación a base de carne, por aquello de que en aquellos años se alimentaban básicamente de los animales que cazaban, pero lo cierto es que no está basada solo en ello.“Una dieta paleolítica moderna incluye frutas, verduras, carnes sin grasas, pescado, huevos, frutos secos y semillas. Estos son alimentos que en el pasado las personas podían encontrar mediante la caza y la recolección. Y, no incluye alimentos que se hicieron más comunes cuando comenzó la agricultura a pequeña escala hace 10.000 años, como son los granos, legumbres y productos lácteos”, explica el nutricionista.
Sin embargo, en esta dieta, se excluyen una serie de alimentos que son muy importantes a nivel nutricional, y es que “cuando excluimos alimentos tenemos que saber muy bien cómo cubrir aquellos beneficios que le estamos restando a nuestra nutrición. Por ejemplo, el riesgo de osteoporosis, enfermedades cardiovasculares y diabetes en mujeres a partir de los 50 es mayor, por tanto, los requerimientos de nutrientes como la vitamina D y el calcio se ven aumentados. Por este motivo, no es recomendable excluir lácteos sin tener la certeza de que estamos aportando estos nutrientes en cantidad y con una adecuada calidad nutricional”, advierte María Carmen Japaz, también especialista en nutrición.
Pros y contras de la dieta paleo
Entonces, ¿cuál es el objetivo de alimentarse como un paleolítico en pleno siglo XXI? El fundamento original de la dieta paleo es “la hipótesis de la discordancia evolutiva", que tal y como nos cuenta Mata, sugiere que “los cambios en la dieta humana desde la introducción de la agricultura ocurrieron demasiado rápido para que la genética humana pudiera adaptarse, lo que ha contribuido a enfermedades crónicas modernas como la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y obesidad”.
Lo cierto es que este tipo de dieta sí que se asocia a varios beneficios para la salud, basados una vez más en la ciencia, que según nos enumera el experto, son:
- Un mejor control de la glucosa en sangre: con estudios en pacientes con diabetes tipo 2, la dieta paleo mostró una mayor mejora en el control glucémico en comparación con dietas estándar para la diabetes y dietas tipo mediterránea.
- Reducción del peso corporal: Se ha observado que quienes siguen una dieta paleo tienden a consumir menos calorías de forma espontánea y experimentan una mayor pérdida de peso en comparación con otras dietas de referencia.
- Mejoras en marcadores metabólicos: Se han documentado reducciones en los niveles de leptina, una hormona relacionada con la saciedad, así como en la insulina y la glucosa en ayunas.
- Posible reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares: Se han encontrado mejoras en la presión arterial, los niveles de colesterol y triglicéridos, así como una reducción en los factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares.
- Mayor saciedad y menor ingesta calórica espontánea: estudios sugieren que la dieta paleolítica podría promover una mayor saciedad en comparación con dietas occidentales estándar, debido a su alto contenido en proteínas y fibra.
Pero, independientemente de sus beneficios, la dieta paleo es una de las dietas que más controversia suscita entre los expertos, y es que tanto profesionales como estudios ponen en entredicho la falta de algunos alimentos que, según este plan de alimentación, se consideran prescindibes, como ya hemos mencionado anteriormente.
“La principal inquietud con respecto a las dietas paleo es la falta de granos integrales y legumbres. Estos alimentos se consideran buenas fuentes de fibra, vitaminas, proteínas y otros nutrientes. Asimismo, los productos lácteos bajos en grasas son buenas fuentes de proteínas, calcio, vitaminas y otros nutrientes. El posible riesgo de seguir una dieta paleo es que no se obtengan todos los nutrientes recomendados”, advierten desde Mayo Clinic.
El control glucémico, la pérdida de peso, así como la reducción del riesgo de enfermedades metabólicas serían entonces sus mayores ventajas pero, ¿es suficiente para que esta se considere una dieta completa y saludable?
“La recomendación de la dieta paleo depende del contexto individual del paciente. En términos generales, sí podría recomendarse con ciertas modificaciones, especialmente para personas con resistencia a la insulina, obesidad o enfermedades metabólicas”, según opina Mata. Sin embargo, cuando le preguntamos a María Carmen, nos advierte que no sería recomendable que este tipo de alimentación “se prolongue en el tiempo y menos aún que la realicen personas con patologías digestivas, renales, hepáticas o cardiovasculares”.
Y es que, al igual que tiene beneficios para determinados casos y circunstancias, para esta experta se trata de “una dieta más de las que demoniza a los carbohidratos excluyendo la totalidad de cereales y legumbres, sin considerar la diferencia entre azúcares y un hidrato de carbono complejo. Reduce el grupo de cereales y legumbres a su mero aporte energético sin considerar la importancia de estos alimentos en vitaminas, minerales, fibra y fitonutrientes para el organismo. Por su parte, al excluir al grupo de los lácteos, también se está excluyendo importantes sustancias bioactivas, calcio, vitamina D, etc”.
Algo con lo que Fernando Mata también está de acuerdo, y añade: “En general, podría recomendarse una versión modificada de la dieta paleo, que permita ciertos alimentos “modernos” con evidencia de beneficios como lácteos fermentados, legumbres y cereales integrales”.
En cualquier caso, una buena alimentación debe ser siempre variada y completa, y el ejemplo más claro por el que la inmensa mayoría de los profesionales de la nutrición apuestan es por la dieta mediterránea. Este tipo de dietas solo son efectivas por determinados periodos de tiempo y con objetivos concretos que estén siempre supervisados por un profesional, por lo que antes de comenzar a hacer una dieta que no sabes si es buena para ti o para tu edad, lo más importante es que consultes con un experto que pueda aconsejarte y guiarte para alcanzar tus metas.
Fotos | MART PRODUCTION SHVETS production Vanessa Loring Pixabay y The Lazy Artist Gallery de Pexels
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