Ahora que el frío del norte ya no nos asusta, quizá sea el momento ideal para conocer algún país escandinavo. Nuestra ciudad favorita de la zona es Estocolmo, tan bonita por fuera como dinámica y moderna por dentro.
Cinco visitas imprescindibles:
- Museo Vasa: a principios del siglo XVII, el buque Vasa se hundió en la bahía de Estocolmo, pocos minutos después de ser botado. En 1961, se recuperó casi intacto y se construyó un museo para ponerlo al alcance de todos. Realmente impactante.
Ayuntamiento: puede no llamar mucho la atención desde fuera, pese a los vivos colores que le confiere el ladrillo rojo, pero su interior alberga los Salones Azul y Dorado, donde tienen lugar la entrega de los premios Nobel y el banquete posterior.
Gamla Stan: la ciudad vieja de Estocolmo es el auténtico corazón de la ciudad. Sus casas de colores se quedan grabadas en las retinas mucho tiempo después de haber abandonado la capital sueca. Y, en el centro del barrio, se encuentra el Museo Nobel, que bien merece una visita.
Palacio Real: situado al pie del mar, es un palacio gigantesco, cuya visita interior puede robarnos algo de tiempo. Merece la pena, en cualquier caso, contemplar su exterior y, si nos coincide cerca del mediodía, ver parte del cambio de guardia (verlo entero se hace
muyun poco largo).Tunnelbana: aunque podría estar catalogado como museo, Tunnelbana no es más que el nombre que reciben las impresionantes estaciones del metro de Estocolmo, convertidas en auténticas obras de arte. Dicen los expertos que las más bonitas se encuentran en la línea azul.
La calle perfecta para el shopping: Drottninggatan (la calle de la Reina) es la calle peatonal por excelencia de Estocolmo, en la que podremos encontrar desde tiendas de franquicia a firmas de lujo, además de un ambiente siempre dinámico y moderno.
No te vayas sin probar: Aunque los perritos calientes son casi una religión en Suecia, lo verdaderamente tradicional son los arenques en escabeche (strömming). Bueno, para gustos...
Lo mejor de lo mejor: Una de las mejores maneras de ver la ciudad desde la distancia es contratar un minicrucero por el archipiélago, que cuenta con nada más y nada menos que 30.000 islas.
Y si te sobra tiempo: El palacio de Drottningholm, residencia de la familia real sueca, se encuentra a las afueras de la ciudad y tanto su interior como sus jardines son tan extensos que casi podrían llevarnos una jornada completa. Pero, si podemos permitirnos ese tiempo, este edificio, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, nos dejará con la boca abierta.
Fotos | Pixabay.
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