No sé vosotras, pero además de humana, yo soy feminista. Así me he considerado siempre y, especialmente en los últimos años. Una se hace mayor, ve las cosas más claras, ha tenido más tiempo para experimentar, deja de hacer las cosas porque sean una moda y reflexiona. Así que sí, nunca he estado más segura de que soy feminista.
Sin embargo, tampoco he estado nunca más segura de la infinidad de contradicciones que tengo como ser humano. Me consuelo pensando que los seres humanos solemos tenerlas. A veces la persona que queremos ser todavía no encaja con la persona que somos. Otras veces, es la realidad la que no se adapta a quienes somos y tenemos que adaptarnos nosotros a ella.
Ser feminista no es fácil. Es más, a veces puede ser muy complicado. Se nos reprochan, casi como un insulto, nuestras contradicciones. Si te presentas como feminista no puedes cometer ningún error, debes mantenerte siempre virtuosa. Nada de equivocarse y, por supuesto, nada de tener contradicciones.
El caso es que ¿cómo no vamos a tenerlas? Somos feministas, sí, pero hemos crecido un sistema patriarcal. Y no solo hemos crecido en él, sino que todavía vivimos en uno. Nuestros deseos, nuestras aspiraciones, lo que queremos conseguir y lo que creemos que es justo, no siempre está alineado con lo que la realidad nos permite.
A veces nos echan en cara que no saben a qué atenerse con nosotras. Hay quien utiliza nuestras contradicciones en nuestra contra como arma para desacreditarnos a nosotras y a lo que defendemos. Si a veces la vida te hace contradecirte, entonces es que lo que defiendes es una tontería y no tienes razón. En el mejor de los casos creen que lo haces porque no sabes demasiado de la vida; en el peor, porque eres falsa y mentirosa. Lo siento, pero no
No somos malas por contradecirnos, ni estamos fingiendo, ni falseando. No somos feministas porque esté de moda, ni porque nos otorgue ningún beneficio. Nos contradecimos porque somos humanas y es complicado adaptarnos a la realidad, borrar años de educación y saltarnos todas las normas sociales y económicas.
Muchas de nosotras somos conscientes de ello, pero estamos intentando aceptar esas contradicciones, detectarlas y aprender de ellas y de nuestros errores para mejorar. Es difícil, pero estamos dando pasos para que en algún momento lo que queremos y lo que tenemos sea lo mismo.
Y en ese aprendizaje hay una cosas más que muchas de nosotras debemos entender: los demás también tienen contradicciones y, a veces, se equivocan. En nuestra búsqueda de que la realidad por fin encaje con quien queremos ser ponemos la vara de medir a los demás tan baja que ni nosotras pasamos por ella. Para ello, debemos trabajar todos unidos en busca de una sociedad mejor, dejando de utilizar las contradicciones del otro para atacarlo y hacerlo de menos. Somos personas, más o menos acertadas, y si hacemos de esto una guerra nadie la puede ganar.
Supongo, que en el fondo, con todo esto lo único que quiero decir es que es hora de darnos cuartelillo. Es tiempo de aceptar que los demás tienen contradicciones, pero que nosotras también los tenemos. Quizás es el momento de perdonarnos a nosotras mismas por no poder ser del todo quienes queremos ser y, así, ser capaces de perdonar a los demás por no estar a la altura de lo que esperamos.
Imágenes | Marvellous Mrs. Maisel, Girls
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