No son días fáciles para Leonor. Tras recibir el triple galardón en la capital aragonesa, la hija de Felipe y Letizia enfrenta el adiós. Adiós a las tardes de risas en el cuartel, a las mañanas de sudor en el gimnasio y a los sábados de farra por la zona universitaria. La heredera se despide de esta bonita etapa y, al parecer, está más sensible de lo habitual.
Ya lo confesó ella misma en su último discurso: "Quedan sólo cinco semanas para que me vaya, para que reciba mi despacho de alférez, y ya empiezo a echaros de menos...", aseguró con la voz entrecortada. "Estoy muy agradecida, de verdad, por lo que he vivido aquí durante este tiempo, por todo lo que me ha dado esta ciudad", dijo la princesa.
A Leonor le toca abrazar a quienes la han acompañado durante su estancia en la academia y poner rumbo a Galicia. Allí recibirá su siguiente formación y también vive emocionada esta nueva aventura. Es decir, la futura reina tiene el corazón partido. Siente pena e ilusión a partes iguales.
Tal y como ha hecho público Monarquía Digital, la joven ha confesado algo a sus amigos de Zaragoza. "Lamentó entre sus compañeros no poder asistir a un acto tan importante... y en una ciudad como Oviedo muy significativa para su familia", comentan en referencia al acto celebrado por el Día de las Fuerzas Armadas.
Al parecer, Leonor deseaba estar junto a sus padres en aquella jornada pero "está muy concentrada como en las ocasiones anteriores en su papel como dama cadete", aseguran.
Fotos | Casa Real de España
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