Durante más de cinco años, Iñaki Urdangarin permaneció en la cárcel de Brieva, en Ávila, tras ser condenado por tráfico de influencias, prevaricación, malversación, fraude y dos delitos fiscales con el Caso Nóos. Estuvo en un módulo individual dentro de una prisión de mujeres con el fin de que éste no coincidiera con los familiares de otros reclusos.
Así lo desvelaron en un reportaje de 'El Mundo', donde apuntaron que el, por entonces, duque de Palma llegó rogarle a los funcionarios que hablaran con él porque "si no me voy a volver loco". Sin embargo, Iñaki no tardó en buscarse varios hobbies con los que ocupar la mente.
Tal y como señalan en el citado medio, el ex marido de la infanta Cristina encontró en el deporte a un gran aliado. Concretamente, se dedicó a correr en un patio que contaba con 7 metros de ancho y 25 de largo, además de disponer de una bicicleta estática dentro de su celda.

También, según el diario mencionado, Urdangarin solía ver la televisión, leer y escribir, o cultivaba tomates y pimientos en unos maceteros que se encontraban en el patio de su módulo. Todo ello sumado a las visitas que realizaba al polideportivo de la prisión tres veces por semana.
Fotos | Gtres
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