Lo malo de muchos de los pueblos pequeños y con encanto que escondidos por toda España es que, a menudo, son inaccesibles en transporte público y se necesita coche. Que no todo el mundo tiene. Por suerte no es el caso de esta localidad de pasado medieval, a solo una hora de Barcelona a la que se puede llegar fácilmente en tren.
Al suroeste de la comarca del Bages, entre Manresa y la Alta Segarra, se encuentra Rajadell, un municipio de solo 535 habitantes. Estos se reparten entre los seis núcleos de población que conforman la zona: Sant Salvador de Vallformosa, Monistrolet de Rajadell, la Estación, las Casitas, los Molinos y el Núcleo Antiguo; aparte de diversas masías repartidas por la zona.
No obstante, es el núcleo antiguo el más importante y resultón. Así, Un buen punto por donde empezar a conocer Rajadell es su calle Mayor, donde se erigen varias casas de piedra muy bien conservadas. Por allí, el viajero también encontrará la iglesia de Sant Iscle y Santa Victoria, originarias los siglos XIV y XVII. De este conjunto, destaca el campanario, obra del maestro de casas, Joan Traginer.
En la plaza de la Iglesia, por otro lado, se puede contemplar “La chica de la plaza”, la escultura de una chica que ofrece una silla a los visitantes, reflejando el carácter hospitalario de la gente del pueblo. En la misma plaza también hay una fuente en homenaje a los Bastoneros de Rajadell, una entidad de baile y música tradicional (y muy peculiar) con mucha historia en el pueblo. Actualmente, allí se realizan conciertos musicales durante el verano y diferentes actos de la Fiesta Mayor.
Eso sí, la joya de la corona es el castillo de Rajadell, que constituye el bien patrimonial más emblemático de la población. Data del siglo XVII y es uno de los castillos más grandes y bien conservados de la comarca.
Además de todo esto, hay que destacar su antiguas masías de las que más de 22 datan de la época medieval. Conforman conjunto de gran interés histórico y arquitectónico, junto con los restos arqueológicos industriales del ámbito rural tales como los hornos, tejeras, norias o molinos. En especial, el Molino de aceite.
El municipio tiene tradición en la producción de vino y en su gastronomía predominan los productos de huerta y ganadería. Algunos de los platos más característicos son: el bacalao a la manresana, la escalivada con berenjena blanca, la esqueixada de bacalao con judía del gancho, el trinxat de col verde a la manresana; con panceta, el arroz con costilla de cerdo y caracoles vinyals, el fricandó de ternera con setas, el pollo de corral con ciruelas y piñones, o el conejo con samfaina.
Además, a los amantes del senderismo les gustará saber que en Rajadell se puedeb hacer diversas rutas a pie, en un entorno natural donde predominan los campos de cereal.
Foto de portada | Jorge Franganillo
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