Dormir entre montañas y en una vieja estación de tren es posible: Así es el hotel de la Estación de Canfranc

Este hotel se sitúa en una estación de estilo decimonónico inaugurada en 1928 en el corazón del Pirineo Aragonés

Hotel Estación de Canfranc
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Nacho Viñau

Editor

Situada en el fondo de un valle, entre altas y escarpadas cumbres y rodeada de bosques, se alza impresionante la estación internacional de Canfranc. La estación, construida en 1928 para acoger la aduana y ser el paso fronterizo entre Francia y España a través del tuno ferroviario del Somport, vivió momentos de gloria, y también de ruina.

Tras su inauguración en 1928 por el rey Alfonso XIII, esta estación de aires parisinos y que es una auténtica joya arquitectónica se convirtió en un importante nudo de comunicaciones, siendo una de las terminales ferroviarias más grandes y lujosas del momento.

Además de ser testigo del paso de miles de viajeros, la estación fue escenario de intrigas, del paso del oro de los nazis, de historias de judíos que pasaron la frontera de manera clandestina para huir de los alemanes...

Historias que forjaron la personalidad de este valle del Pirineo Aragonés, hasta que el tráfico ferroviario a  Francia se cerró en los años 70 a causa de un accidente, y la estación fue hundiéndose en el olvido hasta amenazar ruina. Durante décadas, fue como un gran barco varado en mitad de la montaña.

Un hotel Gran Lujo en el corazón del Pirineo

Por suerte, todo eso pasó, y este magnífico edificio fue recuperado y reabierto como hotel de gran lujo en enero de 2023, reconvertido en Canfranc Estación, a Royal Hideaway Hotel.

Hoy, este hotel de cinco estrellas Gran Lujo perteneciente al Grupo Barceló se ha convertido en una escapada perfecta para disfrutar de la naturaleza y de la historia en este enclave del Pirineo Aragonés.

El interiorismo del hotel lleva la firma de Ilmio Design, el estudio de interiorismo fundado por Andrea Spada y Michele Corbani, y en sus interiores, se ha cuidado hasta el más mínimo detalle para recrear la sofisticación del art decó y el pasado lujoso de la estación. Hasta los uniformes están inspirados en el pasado ferroviario del edificio, habiendo sido diseñados por Nacho Lamar.

Hotel Canfranc Estación

Sin duda, una de las zonas más espectaculares del hotel es el lobby, situado en el antiguo vestíbulo de la Estación, donde se ha recuperado parte del suelo y se han mantenido muchos elementos originales del edificio.

Entre los servicios que ofrece el hotel destaca el spa y la zona de aguas, con piscina climatizada, gimnasio y masajes, además de los distintos espacios de restauración. Junto al restaurante El Internacional, la cafetería Art Déco Café,  y la coctelería La Biblioteca, destacan los restaurantes situados en dos antiguos vagones ferroviarios restaurados siguiendo la estética de los trenes con restaurante que atravesaban Europa en los años 20 y liderados por el chef Eduardo Salanova y por la directora de sala, Ana Acín.

Canfranc

El primero, Canfranc Express, ha sido galardonado con una estrella Michelin, con una propuesta gastronómica centrada en la cocina aragonesa de vanguardia. Este viaje gastronómico se celebra a medio día, y es exclusivo solo para 12 comensales.

En el otro vagón se sitúa 1928, un restaurante que sorprende a sus comensales con una cocina francesa elaborada con productos de km 0 maridada con vinos galos y españoles y que solo abre para cenas.

Qué ver en el entorno de la Estación de Canfranc

En el entorno de Canfranc, hay múltiples atractivos para visitar. En el propio Canfranc, destaca la iglesia de Nuestra Señora del Pilar, diseñada por el arquitecto Miguel Fisac, autor de obras icónicas como La Pagoda de Madrid. Más al norte, y en el mismo valle, están las estaciones invernales de Astún y Candanchú (esta fue la primera estación de esquí de España), además de la frontera francesa del Somport.

En el mismo valle hay pueblos como Villanúa, con las Cuevas de las Güixas, o Jaca, la vieja capital del Reino de Aragón dominada por la Peña Oroel, y con monumentos como su impresionante catedral románica o la Ciudadela. Como recomendación, no hay que perderse sus pastelerías.

Monasterio de San Juan de la Peña San Juan de la Peña

Si te apetece andar, el Camino de Santiago en su tramo aragonés discurre por el valle del Aragón desde la frontera francesa en dirección a Navarra, además de las múltiples rutas senderistas en valles como Izás, Canal Roya, o por las laderas que se levantan sobre Canfranc.

Y a pocos kilómetros, hay joyas como el Monasterio de San Juan de la Peña, cuna del Reino de Aragón, los valles de Echo y Ansó, el valle de Zuriza, o el Valle de Tena, con pueblos que merece la pena visitar como Sallent de Gállego, Lanuza o el Balneario de Panticosa.

Fotografías | Barceló,  Monasterio de San Juan de la Peña

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