Por qué es importante aprender a pensar con la vagina y cómo conseguirlo

Cómo aprender a pensar con la vagina
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¿Pensamos las mujeres con la vagina? A priori podría parecer una pregunta sencilla pero... ¿realmente nos permitimos ese lujo? La actriz Olivia Wilde aseguró en una entrevista que para saber si estás con la persona correcta, necesitas empezar a pensar con tu vagina. Y aquí el 'quid' de la cuestión: ¿Son la vagina y el cerebro dos órganos íntimamente relacionados?

Quizá no hiciese falta recordarlo: pero no, los hombres no son los únicos que tienen permitido pensar con sus genitales. Wilde, que acaba de ponerse a las órdenes del gran Clint Eastwood en 'Richard Jewell', confesó por qué fracasó su relación anterior con unas declaraciones para reflexionar: "Sentí como si mi vagina muriera... Como si se cerrara allá abajo (...) Y aunque puedes mentir a tus familiares y decirles que todo está bien, no puedes mentirle a tu vagina".

Aprender a pensar con la vagina

Aprender a pensar con la vagina

"Me encanta la idea de aprender a pensar con la vagina", reconoce la psicóloga y psicoterapeuta Maribel Maestre Pérez. "Si le preguntáramos más de vez en cuando qué necesita, nos iría mucho mejor”, nos explica.

"Desde diferentes culturas - continúa - se realza la zona genital, tanto en los hombres como en las mujeres, como fuente de fuerza y enraizamiento. Estar en contacto con nuestra vagina nos hace estar más en conciencia con el cuerpo, para escucharle y evitar que enferme. La gran cantidad de terminaciones nerviosas que tiene están ahí para recordarnos su sensibilidad y su disponibilidad a la vida y al disfrute".

Nos confirma que pensar más con la vagina nos abre a los instintos, a lo que nos gusta o nos apetece, al disfrute, al juego… A tomar más en cuenta al cuerpo como parte de la ecuación, y vivirlo más como un parque de atracciones que como un instrumento de tortura.

Un mundo hiperracionalizado

La psicóloga aborda esta cuestión en profundidad: "Cada vez es más frecuente ver cómo nuestro cuerpo anda 'desconectado' del corazón y la cabeza. Lo llenamos hasta la extenuación de jornadas laborales infinitas, entrenamientos enfocados a la belleza más que a la salud y, en definitiva, más allá de sus propias posibilidades".

Nuestra mente, nuestro peor enemiga

Por eso, hace hincapié en que si el sexo se convierte en una tarea más en nuestra agenda, un trámite en nuestra relación o un instrumento para aliviar nuestra ansiedad ("un orgasmo es uno de los mejores ansiolíticos que existen", apunta), estamos utilizando nuestro cuerpo desde la tiranía de nuestra mente.

¿Cómo gestionarlo? La psicoterapeuta nos da las claves para 'liberarnos':  "Si nuestro cuerpo puede reposar y observar qué necesita, darle el alimento y el cuidado que se merece y lo tendremos disponible para gozar con él".

Y nos invita a darnos cuenta de que una sexualidad activa contribuye a que seamos más felices bajo la teoría de que una mente al servicio del bienestar abre la posibilidad a una vida más armónica. De hecho, ¿sabías que un estudio publicados en la revista 'Journal of Economic Behavior & Organization' mostró que las personas que practican más sexo y de mejor calidad son más felices?

¡Así que recuerda! Si damos juego al cuerpo, a una mente juguetona y curiosa, y a unas emociones que primen la valoración y el afecto profundo por una misma tal cual es, abriremos un gran espacio de disfrute sexual y de apertura a la vida.

En definitiva, queda claro la importancia de establecer diálogos permanentes con nuestra vagina... Incluso si estamos de viaje y nos toca pagar la llamada a cobro revertido. Será el dinero mejor invertido del mundo.

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