Dicen las estadísticas que ya nadie se casa - bueno, nadie no, unas 167.613 parejas en 2019 según el INE - y que las cifras no paran de bajar aunque a nosotras nos parezca que todo el mundo se está casando los últimos años y que nos vamos a arruinar como sigamos yendo a tantas bodas. Y es verdad, nos casamos menos (3,46 puntos menos en 2019 en comparación con el año anterior).
Bueno, os casáis menos, porque mi pareja y yo hemos decidido aumentar las estadísticas de 2021 y ser de los 100.000 subversivos que sí pasan por vicaría - "vicaría" como concepto, porque nos casamos por lo civil -. Y si hay algo que he aprendido durante estos primeros meses de preparación es que, seamos muchos o pocos, cada pareja que decide casarse es un mundo, exactamente igual que las que no.
Lo que sí tenemos todas en común es que existen algunas cosas que tendremos que hablar antes de casarnos. Cada pareja tendrá que descubrir qué temas son más importantes para ellos, aunque seguramente haya algunos que todas tengamos en común.
13 cosas que mi pareja y yo hemos hablado antes de casarnos
Qué tipo de matrimonio nos imaginamos cada uno
Este matrimonio lo vamos a conformar dos personas y, aunque de primeras parezcamos bastante similares en opiniones, la realidad es que cada uno de nosotros ha crecido y vividos en entornos diferentes, con familias diferentes, etc. Esto se traduce en que aunque podamos coincidir en algunas ideas y conceptos sobre cómo es o debería ser un matrimonio, probablemente difiramos en otras muchas.
Por ello hemos hablado de cómo vemos el matrimonio, qué esperamos del nuestro, cómo imaginamos que será y cómo nos gustaría que fuera, etc.
Qué esperamos de nuestra relación a corto y largo plazo
En este mismo sentido, además de la idea de cómo debería ser nuestro matrimonio y qué implica estar en uno, es posible que tengamos ideas diferentes de lo que queremos a corto y, sobre todo, a largo plazo.
El descubrir qué es lo que esperamos y queremos para el futuro nos ayudará a poder negociar. Y es que es mejor saber las cosas en las que no estamos de acuerdo de ante mano y poder llegar a un acuerdo, debatir sobre las cosas en las que podemos ceder, las que no podemos negociar, etc. Mejor saberlo antes que encontrarnos de sopetón con las diferencias.
Queremos los dos casarnos de verdad o porque es "lo que toca"
Esta es una de las preguntas del millón y es que, llegada cierta edad y después de cierto tiempo de relación, empiezan las preguntas: "¿cuándo os casáis?", "¿y vosotros para cuándo?", "¿tú cuándo piensas darle el anillo?". No solo eso, sino que las personas de alrededor empiezan también a casarse y casi parecéis la única pareja que no lo hace.
En mi caso, además, mis amigas más cercanas estaban casándose ya desde hace un tiempo, pero no así las amistades de mi pareja. Para mí era tremendamente importante no solo plantearme seriamente si yo quería casarme realmente, o si sentía que sí por "presión social", sino también asegurarme de que era lo que mi pareja realmente quería y que no lo hacía por mí o por esa misma presión.
Después de hablarlo seriamente, los dos hemos descubierto que más que el hecho de casarnos, lo que queremos es estar casados el uno con el otro. El pasar por la boda y de cómo será la misma es el proceso que hemos elegido entre los dos para llegar a lo que realmente queremos que estar casados.
Queremos o no queremos tener hijos
Muchas parejas cuando inician su relación hablan sobre si querrán o no hijos en el futuro, pero parece que hay tiempo de sobra para decidirlo e, incluso, cambiar de opinión varias veces si hiciera falta. La realidad es que cuando te planteas un proceso vital a largo plazo con alguien - que implique o no el matrimonio - es importante tratar este tema abierta y sinceramente. ¿Queremos o no queremos hijos? Si queremos cosas diferentes, ¿podemos llegar a un acuerdo? ¿La idea de ceder en este tema es algo con lo que podemos vivir o no?
Si los tenemos, cuáles son los valores a inculcar que vemos imprescindibles
Ya sabemos que los dos queremos hijos e, incluso, sabemos cuántos queremos. Pero, ¿sabemos cómo queremos educarlos? ¿Qué valores creemos que son los más importantes para educarlos? ¿Cómo vamos a establecer las normas? ¿Qué cosas son imprescindibles para nosotros?, etc.
Entre otras cosas hemos tratado los temas de la educación que nos parecen importantes e imprescindibles. Lo que queremos enseñar a nuestros hijos, cómo les queremos educar con respecto al dinero y a la forma de gestionarlo y cómo vamos a tratar entre nosotros las diferencias que tengamos con respecto a su educación.
Qué haremos si no podemos tener hijos
Todos esperamos que las cosas salgan bien y a aquellas personas que queremos hijos no nos gusta tener que plantearnos la posibilidad de que no podamos tenerlos. Pero la realidad es que esa posibilidad existe y puede afectar a nuestra relación de pareja por lo que es importante hablar sobre ello.
Nosotros hemos tratado abiertamente qué haríamos si no pudiéramos tenerlos, si nos plantearíamos o no la inseminación artificial, cuántas veces nos someteríamos a estas técnicas, adoptaríamos o no adoptaríamos. Dónde pondremos el límite para que no afecte a nuestra relación ni a nuestra salud mental.
Cómo trataríamos una posible ruptura
Una de las primeras cosas que te dicen cuando cuentas que te vas a casar, siempre desde el humor, claro, es que más de la mitad de matrimonios acaban en divorcio. En cualquier caso, lo más probable es que nadie llegue al matrimonio creyendo que va a acabar divorciándose - o eso quiero creer -, pero ocurrir puede ocurrir.
Los seres humanos somos muy malos prediciendo cómo vamos a actuar o reaccionar en el futuro, pero nosotros hemos decidido hablar de cómo nos trataríamos el uno al otro ante una posible ruptura y los límites que ninguno de los dos querría cruzar.
Cuáles son nuestras necesidades sexuales, con qué estaríamos contentos y qué esperamos a futuro
Al principio de cualquier relación, o cuando ocurren cosas que reaniman la relación y generan emoción en la pareja, la vida sexual tiende a ser activa y habitual. Sin embargo, con el tiempo, las obligaciones, la presencia de hijos, etc., siendo realistas, sabemos que eso es más que probable que disminuya.
Es posible que las dos personas de la pareja tengan las mismas necesidades sexuales, pero puede ser que no y que esto sea causa de conflicto. Por ello es importante hablar de lo que cada uno necesita, de que lo espera, de con qué estaríamos contentos, etc. Las expectativas no debatidas abiertamente con nuestra pareja pueden llevar a problemas si no se cumplen.
Hay algo del pasado que no nos hayamos contado
El pasado pasado está y algunas parejas deciden no indagar demasiado en el del otro, lo cual es absolutamente respetable, igual que lo son las parejas que se lo cuentan todo. La cuestión es que, en ocasiones, algunas de estas cosas que nunca nos hemos contado pueden llevar a conflicto si se descubren más adelante.
Por ello, aunque decidamos no contarnos todo lo ocurrido en nuestro pasado, sí que podría ser importante preguntarnos si hay algo que deberíamos saber, que no sabemos y que podría causar problemas en el futuro. Ya sean deudas económicas, decisiones controvertidas, antiguas parejas que la otra persona debería saber, etc. En nuestro caso, una vez sabidas estas cosas y habiendo decidido que no son motivo para no seguir adelante con nuestra vida juntos, hemos prometido no utilizar esa información nunca para atacar al otro en conflictos, etc. Ahora sí, lo pasado pasado está.
Qué pasaría si por motivos laborales uno tuviera que mudarse a otra ciudad o país
Además de dos personas que se encaminan al matrimonio, también somos dos seres individuales que tienen expectativas vitales y sueños laborales. Esto es importante hablarlo y tenerlo en cuenta porque si nuestras expectativas laborales son muy diferentes o pueden llevarnos por destinos que choquen, podría ser un problema en algún momento.
Por ello, entre otras cosas, hemos hablado de lo que ocurriría si a uno de los dos nos ofrecieran el trabajo de nuestra vida fuera de nuestra ciudad o de nuestro país. Mi pareja sueña con montar un negocio en el lugar donde vivimos, ¿cómo llevaríamos si a mí se me ofreciera una posibilidad excelente que supusiera mudarme? Si él decidiera montar el negocio en otro sitio o le fuera excelentemente y pudiera ampliar a otras ciudades, ¿permitiría mi trabajo moverme? ¿Querríamos hacerlo?
Cómo lidiaríamos con la enfermedad propia o de familiares
En un futuro ideal, ninguno de nosotros enfermará y nuestros padres llegarán a sus últimos días en un estado de salud lo más óptimo posible y totalmente independientes. Sin embargo, es posible que la realidad sea menos idílica y que uno de los dos enferme o que nuestros padres lo hagan.
Por ello, es importante hablar qué haremos si eso ocurre. ¿Aceptaríamos traer a los progenitores del otro a vivir con nosotros? ¿Quién se haría cargo? ¿Cada uno de sus progenitores? ¿Ambos de los progenitores de los dos?
Si enfermamos nosotros, ¿queremos que nos cuide en casa o preferimos ir a una residencia? Si tenemos un accidente y nos ocurre algo, ¿cuáles son nuestros deseos vitales? ¿Queremos ser donantes de órganos? etc. No es la conversación más agradable del mundo, pero tu marido o tu mujer serán las personas que tomen esas decisiones por ti si tú no puedes hacerlo, por lo que es una conversación importante.
Cómo va a ser la relación con nuestras familias políticas
Las familias políticas son las grandes temidas. En mi caso, mis padres, ahora mismo, viven en una ciudad diferente a la nuestra, pero los suyos sí que viven a 15 minutos de nuestra casa. Las dos situaciones requieren que hablemos cómo vamos a tratar la relación con nuestras familias políticas.
¿Cada cuánto vamos a viajar a ver a mi familia? ¿Lo vamos a hacer los dos? ¿Cuántas veces a la semana vamos a ver a su familia? ¿Cada vez que él quede con sus padres yo lo haré también? Hablar mucho y muy bien de cuál va a ser nuestra relación con la familia del otro es extremadamente importante. Así como determinar cómo vamos a tratar los conflictos, si se dan, entre la familia en la que nacimos y la familia que vamos a crear ahora juntos.
Qué cosas podrían se causantes de divorcio
No me malinterpretéis, si me preguntáis ahora mismo os diría que mi pareja y yo nunca nos vamos a divorciar, nunca va a pasar nada entre nosotros que nos lleve a ni siquiera planteárnoslo y nos vamos a querer para siempre. Sin embargo, nosotros entramos en el matrimonio sabiendo que, aunque esperamos que no sea así, existe la posibilidad de que un día se acabe.
Y por ello hemos hablado de las cosas que podrían hacer que quisiéramos salir del matrimonio y cuáles son nuestras líneas rojas, los límites que tenemos y las cosas que nunca podríamos perdonar. Todas las cosas que nos podrían provocar que ya no quisiéramos seguir intentándolo más.
Imágenes | Friends, Cómo conocí a vuestra madre