El cuerpo es un mapa erótico del tesoro que cualquiera puede descubrir y con el que podemos jugar, ya sea solos o en pareja. Cualquiera puede experimentar y la única regla es sentirnos cómodos con lo que hacemos.
Al igual que ocurre con la mujer y sus diferentes zonas erógenas y puntos de placer, el hombre tiene más de un punto que puede provocar un orgasmo. En el caso de las mujeres tenemos mucha suerte, hay hasta cuatro puntos clave que nos proporcionan un placer inmenso.
El punto G femenino, perfecto para estimular en parejas (o a solas)
Ubicado en el interior de la vagina, a unos 3-5 centímetros de la entrada de la misma, se encuentra una prolongación del clítoris que descubrió el doctor Grafenberg en 1944. Este punto G, una zona rugosa en el interior de la vagina, es responsable de orgasmos intensos y muy placenteros y su estimulación es bastante sencilla.
El punto G es una zona que podemos (o nos pueden) estimular con la mano. Con la palma mirando hacia nosotras introducimos dos dedos que harán un movimiento de flexión dentro de la vagina, como si dijeramos “ven aquí”. Además existen numerosos juguetes sexuales que pueden ayudarnos, como el Soraya 2 de Lelo que estimula clítoris y punto G.
En el caso de los hombres, el equivalente al punto G femenino no es otro que el punto P masculino, una zona tremendamente sensible.
Buscando el punto P de los hombres y su orgasmo prostático
¿Creías que estimular el pene era la única forma que tenía un hombre para alcanzar el orgasmo? Nada más lejos de la realidad. Cualquier hombre, sea de la orientación sexual que sea, puede conseguir orgasmos únicos estimulando otra zona concreta.
La próstata, una glándula sexual masculina, es la encargada de generar el líquido seminal que facilita la movilidad de los espermatozoides y su vida durante la eyaculación masculina. Y aunque es vital para la reproducción, es también una zona muy sensible que puede proporcionar orgasmos de infarto.
La próstata es el punto clave para conseguir un orgasmo potente. Está situada debajo de la vejiga, justo delante del recto, y tiene forma de castaña. Y la magia ocurre cuando estimulamos a 5-7 centímetros de la entrada del ano, tocando esa zona.
Según la sexóloga y terapeuta Nathalie Giraud Desforges, este tipo de orgasmos son lo más similar al orgasmo femenino que puede experimentar un hombre. Así que ahora solo necesitamos saber cómo estimular ese llamado punto P.
Cómo estimular el punto P para conseguir mayores orgasmos
Ni por un momento pienses que este tipo de masajes o prácticas es algo reservado únicamente a las parejas homosexuales. El placer no tiene orientación sexual ni género y cualquier hombre, sea o no gay, puede experimentar este tipo de práctica.
Al tratarse de una zona altamente enervada es extremadamente sensible así que la mejor forma de estimular ese punto P es haciendo un masaje sobre la zona, algo que puede hacerse de nuevo en pareja (o en solitario), como con el punto G femenino.
Como con cualquier otra práctica nueva, es importante ir despacio y solo avanzar si ambos miembros de la pareja estáis de acuerdo y os sentís cómodos. La comunicación es vital y tenemos que hablarnos para saber si este juego funciona con nosotros como pareja o no.
Antes de empezar hazte con un lubricante anal a mano para evitar incomodidades o que podamos hacerles daño. Es mejor que sea específicamente para esta zona porque suelen ser más densos que los lubricantes normales. Incluso los hay que ayudan a la relajación de la zona.
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El ano es una zona muy sensible, así que lo mejor es empezar poco a poco y solo ir avanzando cuando la otra persona se sienta cómoda y aumente su excitación. Y ojo, algo que a veces se nos olvida: si vas a usar tus manos es importante tener cuidado con las uñas. Mejor cortitas.
Rahim explicando en la serie "Sex Education" como hacer un lavado
Hay quien antes de realizar cualquier práctica sexual "por la retaguardia", prefiere hacerse un lavado anal o ponerse un enema para evitar consecuencias desagradables, pero no es estrictamente necesario.
Comenzaremos estimulando el perineo, la zona exterior que se encuentra entre los testículos y el ano, con caricias que vayan acercándose poco a poco al ano de nuestra pareja. No tengáis prisa, podéis ir tan despacio como necesitéis. Y como con todo en el sexo: cuando a uno de los dos le resulte incómodo, parad.
Una vez estimulado el exterior y con los dedos ya lubricados, podemos comenzar poco a poco a introducir los dedos y masajear la zona por dentro, siempre en dirección hacia el abdomen de nuestra pareja. Una vez dentro, busca un punto en forma de bolita. Esa es la magic zone, la próstata. Estimúlala con el mismo movimiento que al punto G, con el “ven aquí” flexionando los dedos.
Además de con los dedos -que puedes recubrir con unas fundas anales, por ejemplo, para aumentar más el placer- puedes estimular el punto P con juguetes sexuales como LOKI de Lelo, especialmente pensado para alcanzar esa zona sin ninguna dificultad (recuerda limpiarlo bien antes y después de la práctica).
El masaje puede sumarse a estimulación en los testículos y hasta puede combinarse con una felación, por ejemplo. Una forma de experimentar y de lograr que tu pareja alcance un orgasmo que ni imaginaba que existía para él.
Fotos | Jonathan Borba y Velizar Ivanov en Unsplash, "Sex Education" y Lelo
