"Llegué a un punto en el que me daba igual si salía cada noche con sus amigos y regresaba a casa de madrugada o que no me hubiese contado que había discutido con su jefe. Ni siquiera me preocupaba que lleváramos meses sin compartir sexo. Sin embargo, ponía el grito en el cielo por asuntos tan triviales como los turnos para bajar la basura, por qué había olvidado bajar la tapa del inodoro o dejaba la ropa sucia tirada por cualquier parte. En algún momento de nuestra convivencia mi chico y yo habíamos dejado de ser pareja para convertirnos en meros compañeros de piso".
Este es un ejemplo de pareja que lleva años y años de convivencia, que siguen adelante por inercia creyendo que todo está bien entre ellos y que un buen día… ¡malas noticias! Descubren que dejaron de estar enamorados en algún momento de sus vidas (y a saber cuándo).
¿Se puede ser tan ciego para convivir al lado de alguien y no detectar que la chispa se está apagando?
Podemos serlo o cubrir nuestros ojos con un velo para no verlo. La rutina y las responsabilidades nos absorben de tal manera que a veces olvidamos a la persona que tenemos al lado. Sí, la seguimos queriendo pero es justamente ese cariño el que nos impide ver la realidad: que día tras día nos alejamos de nuestro compañero/a un poco más; que minuto a minuto, la pasión se consume como un cigarrillo abandonado en un cenicero; y que ya no recuerdas cuándo le besaste porque sí…
…porque sencillamente necesitabas hacerlo.
8 señales para saber si el amor se ha convertido en cariño fraternal:
1. Los besos se extinguieron.
Hace poco una antigua compañera de trabajo me contaba que empezó a sospechar que su marido ya no estaba enamorado de ella no por la ausencia de sexo; más bien porque no la besaba fuera de la cama. Cierto es que, después de años de relación, las sesiones de besuqueo como un par adolescentes quedan algo lejos. Sin embargo, la escasez de besos puede ser una señal clara de que algo empieza a fallar.
¿Los besos son tan necesarios en el amor romántico como una buena conversación o compartir tiempo? Así lo demostraron Wlodarski y Dumbar (2013) en un estudio sobre las "funciones del beso" en una relación amorosa. Después de evaluar actitudes y conductas a más de mil personas entre 18 y 63 años por un cuestionario online, concluyeron que besar era considerado como el acto romántico más sexy en una relación y un recurso que nos ayudaba no solo a elegir pareja, también a conservarla.
2. Ya no camináis juntos de la mano.
Al igual que sucede con los besos; un abrazo reconfortante, una palmadita de “estoy aquí” cuando uno/a está triste o sostenerte la mano para decirte algo al oído ayudan a estrechar lazos en la relación de pareja.
Otro estudio sobre los efectos neurológicos de sostener la mano en situaciones de estrés, descubrió que dicho gesto parecía tener línea directa con el cerebro. En una de las sesiones, los investigadores sometieron a mujeres casadas a una situación estresante (la amenaza de una descarga eléctrica) y comprobaron el efecto que tenía sobre ellas el hecho de que sus maridos les sostuvieran la mano. Pues bien: en el momento en que ellas detectaban el contacto de su compañero, sus niveles de ansiedad descendían considerablemente porque sus cerebros registraban el estímulo como “poco amenazante”. Al parecer, entrelazar nuestros dedos no solo estrecha lazos, también nos permite sentirnos reconfortados y seguros.
3. No recuerdas cuando fue la última vez que tuvisteis sexo.
El estrés y el agotamiento del día pueden condicionar nuestras elecciones de última hora de la noche: preferimos dormir plácidamente a una sesión de sexo.
Aunque los estudios en sexología demuestran que una baja frecuencia en las relaciones sexuales no indica necesariamente insatisfacción en la vida de pareja; una cosa es tener poco sexo y otra, ser incapaz de recordar cuando lo tuviste por última vez.
4. Os miráis pero no os veis.
Él ya no se fija si te has hecho un corte nuevo de pelo, si vuelves del trabajo con gesto preocupado o qué bien te sienta el vestido que llevas puesto. Estás segura de que le gustas, de que te sigue queriendo, pero “es normal que ya no esté pendiente de esas bobadas”, ¿verdad? Claro que esas bobadas son las que le diferencian del vecino del tercero, el que curiosamente sí se percató de lo fantástica que estás con ese vestido nuevo.
En fin, que lleváis casi una vida juntos, con solo una mirada percibís qué siente el otro y, por eso mismo, porque os conocéis muy bien, dejáis de prestar atención a los pequeños detalles.
5. Como dice la canción de Selena Gomez: we don’t talk anymore.
¿Te imaginas siendo una de esas parejas sentadas en un restaurante que están más pendientes de las conversaciones ajenas que de interactuar entre ellos? Pues esto no es lo preocupante. Lo terrible es que suceda también en el salón de tu casa: día tras día, cenando los dos a solas, sin pronunciar palabra y con los ojos pegados a una pantalla.
6. Ya no compartís las grandes noticias.
Te quedas a cuadros cuando descubres a través de su mejor amigo que a tu chico le han ascendido en el trabajo. No, si no te sorprende su ascenso: ya sabías tú que él vale su peso en oro. El problema es que le ascendieron hace ya una semana y, al día de hoy, todavía no te lo ha contado. O quizá has sido tú quien no le ha escuchado.
7. No te importa que se enfade.
Tan preocupante es que una pareja discuta a diario como que no discuta nunca (y por nunca entendamos jamás de los jamases). Caer en la desidia es uno de los peores síntomas en una relación. Si expresas tu disconformidad (controlando las maneras, por supuesto) al menos le estás diciendo al otro que la relación te importa. Si ignoras sus quejas además de las tuyas, ese silencio se traduce en "me das igual que me das lo mismo, chato".
8.Te imaginas viviendo sola de manera recurrente.
Es comprensible que adores a tus hijos y también añores la vida que llevabas antes de ser madre. Totalmente humano ser feliz en tu relación y que cuentes los días que quedan para que se vaya de viaje de trabajo para montar tu maratón de cine en casa. Pero si fantaseas día sí y día también con lo feliz que serías como familia uniparental (tú contigo misma), con adquirir todo el armario de la ropa para ti solita, imponer tus propias normas sin dar explicación a nadie, desterrar de tu vida toda su colección de comics, video juegos, vinillos, sus maquetas…
…sus MALDITAS maquetas de avioncitos…
Ejem, ejem. Es probable que tu chico se haya convertido en ese compañero de piso molesto. Así que no te queda más remedio que hablar con el casero.
Fotos| Lío embarazoso película, giphy.com
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