Confieso que soy de las que van directas a la cocina a hacer un poco de café a escasos segundos de haberme levantado de la cama. Lo primero es lo primero, una vez ya tengo mi taza con esa dosis de cafeína lista para entrar en mi cuerpo, ya puedo empezar con la rutina. Un poco de skincare, un outfit cómodo para ponerme a trabajar y unas tostadas para empezar con energía, lista para dar comienzo a la jornada. Pues parece que este hábito de tomarme el café por la mañana tendría beneficios más allá de ayudarme a luchar contra el sueño, y es que tomarlo en esas primeras horas del día, supondría un menor riesgo de morir de enfermedad cardiovascular y de morir en general, en comparación con quienes beben el café a lo largo del día.
Un estudio científico, publicado este mismo mes de enero en European Heart Journal, ha observado cómo tomar café no aumentaría el riesgo de padecer enfermedad cardiovascular e, incluso, podría ayudarnos a reducir el riesgo de algunas enfermedades crónicas como pueden ser la diabetes tipo 2. Pero eso no es todo, resulta que el momento del día en el que se beba el café también supondría un impacto para la salud de nuestro corazón.
Para poner en marcha la investigación, se tomó una muestra de 40.725 participantes adultos, desde 1999 hasta 2018. Para ello, se preguntó a todos sobre los alimentos y bebidas que tomaron en al menos un día, incidiendo en si bebieron café, cuánto y cuándo. Además, se incluyó un subgrupo de 1.463 personas, las cuales llevaron a cabo un diario en el que anotaban al detalle todas las bebidas y alimentos que consumían durante una semana.
Los investigadores observaron como el 36% de la muestra bebía café antes del mediodía, el 16% durante todo el día, tanto mañana, tarde como noche y el 48% no tomaban. Las evidencias mostraban como, en comparación con las personas que no tomaban café, aquellos que lo consumían por la mañana tenían 16% menos de probabilidades de morir por cualquier causa y un 31% menos de morir a causa enfermedad cardiovascular. Un dato que sorprendió especialmente, puesto que si se comparaba a aquellos que bebían café todo el día con los que no toman esta bebida, no había ninguna reducción en el riesgo de muerte.
La buena noticia que nos trae este estudio, especialmente a las que somos un tanto adictas a esa primera taza de café que nos hace más llevadero el inicio de la jornada, es que beber café, en particular por la mañana, es probablemente saludable. Pero, ¿por qué importan la hora del día en la que se toma esta bebida? Pues según el estudio, sería porque por la mañana, cuando nos despertamos, se da en nuestro organismo un aumento de la actividad simpática, la cual va bajando poco a poco a lo largo del día y alcanza su nivel más bajo durante el sueño.
Es precisamente por esta razón por lo que, si bebemos esa taza de café por la tarde o noche, en lugar de a primera hora de la mañana, nuestro ritmo circadiano de la actividad simpática podría verse alterado. En definitiva, lejos de renunciar a este placer mañanero, la ciencia apuesta por aplaudirlo, eso sí, siempre apostando por la moderación, sin sobrepasar las recomendaciones de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, que insiste en que lo seguro sería consumir hasta 200 mg de cafeína en una única dosis y 400 mg a lo largo de todo el día. Una estimación de entre 3 y 4 tazas de café cafeinado como máximo en adultos.
Fotos | Rodolfo Quirós en Pexels, Sare en Pexels
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