Hoy os traemos una de esas palabra que nos hablan de formas diferentes de entender la vida y que estamos convencidas de que, de ahora en adelante, se va a oír hablar mucho de ella. Se trata del "nunchi" que, a diferencia del Köpskam o el hygge, en esta ocasión no llega desde los países nórdicos sino desde Corea y tiene, además, mucho que ver con la inteligencia emocional occidental.
El "nunchi" se traduce literalmente como "medida del ojo" y hace referencia a la alta sensibilidad social de los coreanos, que aprenden a leer las señales de cualquier situación social, ya sea una fiesta o una entrevista de trabajo, no solo para tener una visión general del contexto y la atmósfera de dicha situación sino también para reconocer lo que están sintiendo y pensando los demás.
Euny Hong es una periodista y escritora coreano-estadounidense que acaba de publicar un libro sobre el tema en Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Holanda. Aunque ya se han vendido los derechos para su traducción a más de una decena de otros idiomas.
En The Power of Nunchi (El poder del Nunchi), Hong afirma que esta habilidad nos es útil no solo como individuos sino que la eleva a la categoría de factor clave en el rápido desarrollo que ha tenido el país asiático. Pasando, en unas generaciones, de ser una de las regiones más pobres del mundo a convertirse en un país poderoso cultural y económicamente hablando.
En Corea, los niños ya conocen esta palabra a la edad de tres años y aprenden que no tener lo que representa es negativo. Hong pone el ejemplo de un niño que sube las escaleras por el lado izquierdo cuando el resto de la gente lo hace por la derecha. En ese caso, un padre le reprocharía no tener "nunchi". Sin embargo, no se trata solo de no ser mal educado sino de estar conectado con tu entorno.
Tener un "nunchi" eficiente puede ayudarnos a tener éxito en las relaciones sociales, afectivas, laborales o en los negocios. Según Hong, aquellos que lo desarrollan son personas con más probabilidades de encajar y hacer conexiones. Por el contrario, carecer de él puede provocar rechazo en los que nos rodean, haciéndonos parecer incompetentes o llevándonos a meter la pata.
Para desarrollarlo, como si fuera un músculo, observar es clave. Observar y analizar cómo los individuos actúan y reaccionan dentro de un espacio antes de hablar y actuar nosotros mismos. Darnos cuenta de quiénes hablan, quiénes escuchan, quién es que se disculpa, quién se aburre... Partiendo de ahí, uno puede valorar la naturaleza de las relaciones y jerarquías de un grupo, el ánimo general y cómo comportarse de forma acorde.
Es, además, importante que esta habilidad de procesar información social cambiante sea rápida. De hecho, los coreanos no dicen de alguien que tiene un buen "nunchi" sino que lo tiene rápido.
Según Hong, las personas no solo se encuentran más cómodas y felices con gente que tiene un "nunchi" rápido sino que, dándole al asunto un punto un poco maquiavélico, el hecho de escuchar atentamente y recoger información acerca de los demás antes de hablar también nos permite negociar mejor.
Aunque de ningún modo debe confundirse con la manipulación. Desarrollar el "nunchi" no tiene que ver con aprender a manejar la situación para que juegue a nuestro favor en detrimento de otros sino en hacerlo para crear una atmósfera mejor para todos.
Es una forma de entender las relaciones sociales que se aleja del individualismo y pone el énfasis en la unidad, la construcción de relaciones y la armonía colectiva. Suena bien, ¿verdad?
Fotos | Parásitos.
The Power of Nunchi: The Korean Secret to Happiness and Success [Idioma Inglés]