En defensa de las redes sociales y los amigos que allí he encontrado

Me mudé a Madrid hace casi un año. Me mudé yo sola, conmigo misma. Como muchos otros, abandoné las provincias y me vine a donde pasa todo. Desde entonces he intentado crearme un círculo social porque, admitámoslo, a los seres humanos se nos da mal estar solos. Y a mí se me da especialmente mal estar sola en Madrid.

Un año después hago recuento y me doy cuenta de que, salvo honrosas excepciones, el 90% de mis amistades madrileñas las conocí en Internet. Sin ir más lejos, a una de mis compañeras de piso la conocí en Twitter.

Una, que es milenial, pero milenial de las viejas, de las que casi ni son milenials, se acuerda de cuando entablar amistades por Internet era cosa de “raritos” – mi primera amistad online la formé en un foro sobre Rafa Nadal– pero, además, era considerado peligroso – “¿Y si en vez de ser una niña gallega, rubia, de 13 años, es un señor calvo de 54?” “Mamá, ¡que he visto fotos!”-. Lo primero, cuando alguien formaba una amistad en Internet era desconfiar. Hoy, sin embargo, que levante la mano el que no tenga un amigo de Internet.

Las redes sociales son el pan nuestro de cada día. Algunos, entre los que me incluyo, ya no sabemos vivir sin ellas. Y la realidad es que tienen muchos usos diferentes -especialmente Facebook, que ya se sabe que lo mismo te ayuda a reencontrarte con un amigo como vende tus datos personales a otras compañias para otro tipo de usos más dudosos-. Pero el caso es que también ayudan a hacer amigos.

Por supuesto, todavía hay quien dice que las amistades formadas en la red no son reales y que, además, perjudican a las relaciones sociales “reales”: las del 1.0. Hoy, aquí, quiero defender lo contrario: yo creo que las amistades reales son las de Internet.

Antes de que nadie se me eche encima -especialmente mis amigas de toda la vida - yo adoro a mis amigas. A algunas las conozco desde los tres años. Mis amigas son como mi familia. Y esa es la diferencia: a la familia no se la elige. Es la que te toca, y los quieres, pero te han tocado. Con las amigas de toda la vida pasa un poco lo mismo: te tocan. Son las que han estado en tu clase toda la vida, o en tu barrio, o son las y los hijos de los amigos de tus padres. Y menos mal que te tocaron, para qué mentir. Pero a los amigos de Internet, a esos sí que los eliges. De hecho, esa es una de las principales características de la amistad en Internet.

Características de la amistad en las Redes Sociales

A los humanos, en contra de lo que pueda sugerir la sabiduría popular, nos gusta la gente que se parece a nosotros. Somos, esencialmente, egocéntricos en ese sentido. En nuestras diferentes redes sociales, tendemos a seguir y ser seguidos por personas con características similares a las nuestras. Internet es un vasto universo, lleno de posibilidades y de gente a la que seguir, y nosotros elegimos seguir a gente que se parece a nosotros. Esto se conoce como homofilia y, en redes sociales como Twitter o Facebook se da en alto grado. Ahí, ya, tenemos la primera base para el agrado. La semillita de la amistad.

Las redes sociales facilitan otro punto importante de la amistad: la proximidad. La proximidad facilita la creación de la amistad y puede que Internet no facilite la proximidad física, pero sí la proximidad emocional, ya que nos permite interactuar con otras personas de manera constante. Es más, Internet no solo nos facilita la interacción con gente conocida online, sino que puede ayudarnos a reforzar las amistades creadas de manera más tradicional, facilitándonos la interacción con ellos.

Las relaciones creadas y desarrolladas en la red no solo son significativas, cercanas y duraderas, sino que muchas de estas relaciones se acaban trasladando a “la vida real” mediante encuentros físicos no solo no estropeando nuestra vida social, sino que dándonos otra herramienta para crearla.

Algunos y algunas de vosotras tendréis hijos adolescentes o pre-adolescentes y me estaréis leyendo y pensando que sí, pero que seguís estando preocupados por el hecho que vuestros hijos se puedan estar poniendo en peligro creando relaciones con desconocidos en la red. Para vuestra tranquilidad, parece que, en general, los adolescentes utilizan las redes sociales precisamente para reforzar sus relaciones offline. Es decir, que con quienes interactúan en redes sociales es con sus amigos de la vida 1.0 y parece que, en general, no se están poniendo en riesgo. Además, en los estudios realizados, parece que cuando los adolescentes se encuentran en persona con gente que han conocido en Internet, en la mayoría de los casos los padres lo saben y, de hecho, los encuentros se dan en casa de alguna de las dos personas, normalmente de la más joven.

Como en todo en esta vida, hay gente que no está de acuerdo conmigo e incluso citan a Aristóteles para asegurar que "la amistad online es una forma inferior y menos valiosa de interacción social". Yo, por mi parte, voy a seguir defendiendo lo muy reales que son mis amigos de Internet y lo estupendo que ha sido poder elegirlos para complementar a la maravillosa familia que son mis amigas.

Nos vemos en las redes.

Fotos| @rawpixel, @hannahrodrigo, @firmbee

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