Hoy os traigo una película que os va a encantar y de cuyo vestuario os vais a enamorar. Un drama romántico basado en el libro homónimo de Rosalie Ham, y ambientado en Australia durante la década de los 50: La modista, cinta protagonizada por Kate Winslet. El vestuario es un elemento esencial en cualquier producción, pero en esta lo es aún más. Hay mucha moda, os lo aseguro. Tanto que hay dos responsables de vestuario: Marion Boyce y Margot Wilson. La producción está dirigida por Jocelyn Moorhouse (Donde reside el amor) y Winslet comparte cartel con el guapísimo Liam Hemsworth.
Comienzo por el argumento para que os situéis. La modista nos cuenta la historia de ‘Tilly’ (Kate Winslet), una mujer con un gran talento y con ganas de venganza. Tras varios años trabajando como diseñadora para las casas de moda más exclusivas de París, vuelve a su pueblo natal en el desierto australiano para reconciliarse con Molly (Judy Davis), su madre, y también para recordar y reparar su pasado. Una vez allí, Tilly, armada con su máquina de coser y sus dotes para la alta costura, transformará a las mujeres del pueblo, cobrándose una dulce vendetta con aquellos que le hicieron daño. También se enamorará de Teddy (Liam Hemsworth), un joven que no tiene nada que ver con ella.
El vestuario es un personaje más en esta película, un protagonista más. Rosalie Ham ya tenía los trajes en mente cuando escribió el libro en el que se basó la película: "La idea de la ropa como disfraz, como algo que sirve para tapar los defectos del cuerpo, era algo que quería explorar, pero, en este caso, acentúa los defectos de la gente, sentimientos como la vanidad o los celos; así que todo nace de ahí". Y es que la moda en La modista es como un disfraz. Me explico: Tilly, nuestra protagonista, se aprovecha de las mujeres del pueblo y apela a su sentimiento de competencia y de vanidad. Las mujeres del pueblo llevan mucho tiempo sin sentirse bien y guapas, por eso, es una forma de seducirlas y darles un falso sentimiento de esperanza.
De hecho, la propia Kate Winslet explica que: "Tilly se ha formado como modista de alta costura en Francia, con Balenciaga, Dior y Madame Vionnet. Los habitantes de Dungatar no entienden del todo lo mágicas y hermosas que son sus creaciones, creen que son simplemente trajes elegantes. Es una especie de regalo que ella les hace, que lleva consigo pequeñas dosis de venganza al mismo tiempo. Pasan de tener un aspecto pálido y teñido con tonos té a parecer que desfilan por una alfombra roja. Es realmente espectacular".
En los años de posguerra de la década de los 50, la moda se dividió en dos movimientos contrapuestos que se aprecian en el vestuario del filme: por un lado, en 1947, Christian Dior creó el New Look, que devolvió a las mujeres en cierto modo al corsé y a la cintura de avispa. Por otro lado, Madame Vionnet y Balenciaga eran modistos que no utilizaban el artificio, usaban lo que había y la forma en que la tela cubría el cuerpo para resaltar las virtudes y ocultar los defectos.
Fue también en esa época cuando los diseñadores franceses empezaron a influir en las cadenas de tiendas, en la cultura de los jóvenes y a sacar partido del aumento en la producción de materiales. Jocelyn Moorhouse, la directora dice que: “la moda de los años 50 fue fascinante porque venía de un ambiente de mucho sacrificio. Todo el mundo se había visto obligado a ser austero, y entonces llegó Christian Dior y lo cambió todo. Y Balenciaga. Cambiaron los cortes y utilizaron una cantidad de tela ridícula para crear algo que eran verdaderas obras de arte, no solo trajes".
Las diseñadoras de vestuario: Marion Boyce y Margot Wilson
Marion Boyce (Miss Fisher's Murder Mysteries) ha sido la encargada de confeccionar más de 350 trajes para la totalidad del reparto de la película, salvo en un caso. Y es que para diferenciar el personaje de Tilly, encargaron a Margot Wilson (que ya había trabajado con Kate Winslet), el diseño de vestuario de la protagonista principal.
Cuando la directora habló con Marion y Margot sobre las combinaciones de colores de los trajes, coincidieron desde el principio de la película que Dungatar, como otros muchos pueblos de Australia, tenía que estar anticuado. Por tanto, la gente vestiría con trajes de los años 30 o 40. Entonces, llegaría Tilly y les traería un gusto europeo, muy moderno. Y así se ve a lo largo de la película. Los colores de estas nuevas creaciones son muy vivos: rojos oscuros, amarillos mostaza y verdes esmeralda, tonos fuertes para que destacaran sobre la atmósfera polvorienta del pueblo.
Los looks de Tilly son muy elegantes y chic, pero no demasiado llamativos porque las diseñadoras suelen hacer los trajes más llamativos para sus clientes y ellas se visten con un estilo más comedido. La propia Jocelyn dice que le parecía importante utilizar como fuente de inspiración el trabajo de diseñadores europeos famosos de esa época "para que las creaciones de Tilly destinadas a las señoras del pueblo fueran fieles a ellos, y añadir, al mismo tiempo, un toque de pensamiento futurista."
La propia Tilly lleva vestidos hechos a medida. El cuidado de los detalles, incluso de elementos que no iban a aparecer en pantalla, como la ropa interior de época, por ejemplo, era algo esencial para el equipo. Algunos diseños procedían de las colecciones privadas de algunos coleccionistas obsesivos, y venían de todas partes del mundo.
Marion estudió en profundidad el trabajo de los modistos de París, leyendo infinidad de cosas sobre los tejidos que se inventaron en aquella época y descubriendo a los diseñadores más interesantes de aquel tiempo. No consistía en saber solo de dónde venían los nuevos cortes, sino el porqué de esos cortes, y cuáles eran las costumbres sociales de la época. "Los primeros años de la década de los 50 fueron unos años apasionantes. La alegría volvió de nuevo a la ropa. Los trajes eran más sueltos y hacían que te apeteciera bailar otra vez", explica la diseñadora.
Para Margot Wilson, resultaba esencial hacer un estudio preciso para diseñar los estilismos de Tilly: "Podía recrear el "new look" que introdujo Dior y después darle el toque de Tilly. Kate tenía un tipo estupendo para trabajar, perfecto para los años 50. Crear trajes que podía modelar sobre la figura de Kate era como un sueño hecho realidad. Hice muchos dibujos de Kate con los trajes, los diseños y los contornos, se los enseñé y empezamos a retocarlos. Al diseñar un vestido, tienes que pensar en lo que se dice en pantalla, en el diálogo, en la acción, en lo que se describe en la escena como acción". El resultado final son creaciones absolutamente maravillosas.
Marion Boyce pasó horas y horas, mirando, leyendo y decidiendo qué dirección tomar. El punto de partida eran las historias de los personajes, dónde empezarían, hacia dónde se dirigirían y dónde terminarían.
El contraste es enorme entre los diseños de los campesinos de algodón, los de trabajo o las prendas funcionales y los vestidos confeccionados con telas de una extraordinaria textura, capas de 40 metros de organza de seda blanda plisada (la idea de unos trajes de organza de seda blanca en ese ambiente es absurda, pero es lo que hace que resulte tan cómica). Vestidos increíblemente entallados con unos zapatos de tacón alto. "Había algo ridículamente fantástico en todo esto".
El vestido rojo
Una escena fundamental, poco después de que Tilly haya vuelto a Dungatar, refleja perfectamente el poder de sus creaciones y cómo conducen la narración en la película, además del cuidado por parte del departamento de vestuario a la hora de crear magia. Es la escena del traje rojo. "Por el pueblo han circulado rumores de que Tilly ha vuelto, pero nadie lo sabe seguro. Y entonces...Tilly decide dejarlos a todos boquiabiertos". Se presenta en un partido de fútbol, con un vestido rojo ceñido, espectacular, además de unos maravillosos zapatos rojos de taconazo. Cigarrillo, boquilla, gafas oscuras... en una palabra, todos los complementos.
Jocelyn añade: "El traje rojo tenía que ser espectacular porque era su manera de decir: 'He vuelto y os vais a fijar en mí'. Tenía que ser rojo porque están jugando un partido de fútbol salvaje y tenía que ser algo que lo parara en seco". Margot Wilson entendió perfectamente que el vestido tenía que impactar, pero que tenía que ser elegante y fino, que no podía ser chabacano o descarado.
El diseño está realizado con una tela que tiene historia. Wilson la compró hace 20 años en Milán, sabiendo que algún día la utilizaría para algo especial. “Rebusqué entre mis cajones esa tela, una tela de seda a la que llevaba tiempo buscando una película donde usarla y, al final, resulta que esta era esa película".
La propia Kate admite que para ella “fue un honor que quisiera hacer el traje rojo de Tilly con esa tela tan maravillosa. Es extraordinario trabajar con una diseñadora de vestuario que se preocupa tanto por un personaje, que está incluso dispuesta a sacrificar parte de su maravilloso arsenal de telas, de su pasado. Me sentí privilegiada al poder conocer parte de su historia".
La película se estrena el próximo 18 de marzo. ¿A que ya estáis deseando verla? Os dejo el tráiler para que disfrutéis de un pequeño avance:
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