Michael Kors, Boss y Marc Jacobs cierran la Semana de la Moda de Nueva York con tres colecciones muy diferentes entre sí

La semana de la moda de Nueva York termina por todo lo alto después de diez días de presentaciones y desfiles en los que ha habido de todo. Desde fantasía a minimalismo, pasando por feminidad. Esta última jornada ha estado protagonizada por dos de los más esperados: Michael Kors y Marc Jacobs. Además también ha destacado la presentación de la nueva colección de Boss (nueva línea de Hugo Boss que une sus líneas de hombre y mujer).

Michael Kors

El diseñador estadounidense ha transformado la pasarela en una fiesta rindiendo homenaje a la discoteca neoyorkina Studio 54. De ahí la vuelta a los 70 que estaba más que latente. Abrigos de pelo XL, plumas y muchas lentejuelas. Mucho tono tiera, vestidos escotados y combinados con mallas, trajes de chaqueta oversize y pantalones de cintura alta. El aire hippie de la época regresa gracias a sus estampados coloridos. Como complementos, plataformas, gafas aviador, boinas y boas de plumas. Y, para el pelo, un rizado voluminoso. El diseñador si que sabe cómo transportarnos a otra época. Hacia varias temporadas que su desfile no brillaba tanto.

Marc Jacobs

Marc Jabos presentó una colección totalmente diferente a la de su compañero de profesión Michael Kors. Llenas de aire melancólico, las novedades para el otoño/invierno 19-20 de la casa de moda recreaban los primeros años que pasó en Nueva York. Mirando a su pasado, trae de vuelta los volúmenes, las capas y abrigos en leopardo y estampado Príncipe de Gales para el día a día. El look diurno lo terminaban blusas florales victorias y pantalones a rayas. Para la noche, todo giraba en torno a las plumas. Sin dejar de lado los volúmenes, sus diseños se llenaron de plumas largas y rígidas. En los pies, botas altas acordonadas y zapatos peep-toes. Casi todos los looks llevaban gorros con plumas bien altas.

Boss

La mujer de Hugo Boss para el próximo otoño/invierno parece salida de una galería de arte del barrio de Chelsea de Manhattan en Nueva York. Con looks monocromáticos en su mayoría (la paleta de color se redujo a camel, gris, azul marino y blanco aunque se salpicó de rosa y amarillo), la firma presentó una colección muy discreta pero elegante. Como no podía ser de otra forma, la sastrería característica de la firma continúa. Esta vez con algunas influencias deportivas, siluetas modernizadas y materiales como el cuero. Destacan los abrigos largos, los jerseys y pantalones con ribetes y la inclusión del acolchado. Prendas exteriores estructuradas y vestidos fluidos en telas satinadas. Mucha mezcla de tejidos. Una colección muy depurada llena de influencias arquitectónicas en la que ha sabido elevar el estilo deportivo.

Fotos | Imaxtree