En pleno escrutinio de las votaciones en los Estados Unidos, y con un futuro incierto, Joe Biden se ha impuesto en el estado de California (y eso podría ayudarle a ganar estas empatadas elecciones). Nadie habla de otra cosa, todas las miradas están puestas en ese país que durante los últimos cuatro años lo ha gobernado Donald Trump. Después de ver el look de Melania Trump, ha llegado el momento de fijarnos en Jill Biden, la mujer del candidato demócrata que podría convertirse en Primera Dama de los Estados Unidos en las próximas horas.
Nacida en Nueva Jersey en 1951, Jill se dedica a la enseñanza, siendo profesora de inglés en un colegio comunitario en Virginia, y con un doctorado y dos másteres en Educación a sus espaldas. Aunque ya fue Segunda Dama de los Estados Unidos -desde el 20 de enero de 2009 hasta el 20 de enero de 2017-, Jill se mantuvo al margen de la carrera política de su marido para volcarse en la suya, y jamás renunció a su trabajo combinando su responsabilidad como Segunda Dama con sus responsabilidades como profesora (eso la convirtió en la primera Segunda Dama con un trabajo remunerado mientras su marido ocupaba la vicepresidencia del país). Con una infancia que se desarrolló en los suburbios de Filadelfia, desde los 15 años buscó empleo para poder tener su propia independencia económica (en esa época no se hablaba casi nada del feminismo). Con un matrimonio fallido, Jill contrajo matrimonió con Joe Biden el 17 de junio de 1977.
A diferencia del matrimonio Trump, desde los inicios de la Pandemia de la Covid-19 los Biden se dieron cuenta del problema que suponía esta enfermedad y no dudaron en lucir mascarilla en los actos públicos -ya sea promovidos por la campaña electoral o no-. Desde entonces ha sido muy raro verlos sin ella, algo que ha sido inusual en el seno del actual Presidente de los Estados Unidos.
Jill Biden, la antítesis de Melania Trump (en términos de moda)
Sabemos que las comparaciones son odiosas, pero en ocasiones también son inevitables. La alta moda ha acompañado a Melania Trump desde el comienzo de su carrera como Primera Dama, algo que no sucede con Jill. A la mujer de Joe Biden no le importa repetir de estilismo y apuesta por la moda sostenible. Lejos de gastar una gran fortuna en su armario, sus looks son considerablemente más asequibles que los de Melania.
Siguiendo con las "similitudes", hay hasta quien la compara con Brigitte Macron, Primera Dama de Francia, y no solo por su estilo a la hora de vestir. Mujeres trabajadoras e independientes, ambas han demostrado que el papel de Primera (o segunda) Dama va más allá que acompañar a su marido a todos los actos públicos.
Fotos | Gtres
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