"Prometo amarte, apreciarte y obedecerte", son los tres votos matrimoniales que son tradición desde el año 1662, según el Libro de Oración Común de la Iglesia de Inglaterra, y que se vocalizan en todas las bodas reales.
¿Todas? No, en el año 1982, Diana de Gales se negó a pronunciar la palabra "obedecer". Y hoy Meghan Markle ha seguido su ejemplo, una señal de que la madre del Príncipe Harry fue una precursora del feminismo y un camino a seguir por la futura mujer de su hijo.
La palabra obedecer volvió a aparecer en los votos de las dos siguientes bodas reales a las que asistimos después de la de Diana de Gales y tanto Sarah Ferguson, en 1986, como Sofía de Wessex, en 1999, prometieron obedecer a sus futuros maridos.
Meghan Markle, feminista sin complejos y una figura pública que ha apoyado campañas como Time´s Up, sigue demostrándonos que es una mujer de su tiempo y ha omitido ese voto y sin tener que luchar por ello. Algo que sí hizo Diana, quien tras discutirlo con el arzobispo de Canterbury en su momento, decidió que era lo mejor. Algo que el propio decano de la Abadía de Westminster apoyó: “El matrimonio es el tipo de relación en la que debe haber dos compañeros iguales: si va a haber uno más dominante, no será por culpa de este juramento. Creo que así es mucho más cristiano”.
No es algo novedoso. En el año 2011, con Kate Middleton la pregunta sobre si la novia haría ese voto tomó las calles con tanto interés que hasta llegó a convertirse en un motivo más para apostar. Las hemos visto más locas y así os lo hemos contado.
Fotos| Gtres
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