Niños dando lecciones de solidaridad. ¿Y si pudiéramos aprender de ellos más de lo que les enseñamos?

La solidaridad es un tema muy personal. Lo que cada persona es capaz de hacer por los demás está condicionado por muchos factores, como su circunstancia personal o las experiencias pasadas. Probablemente el mundo sea hoy más solidario que nunca. Eso es una buena noticia. Pero mejor todavía es pensar en que nuestros hijos serán mejores que nosotros. Porque, en los niños, la solidaridad es mucho más que una palabra. Algo más que un comportamiento consciente y aprendido. La solidaridad, en ellos, es natural. Instintiva. Inocente. Hemos encontrado ejemplos que nos han puesto la piel de gallina. Niños en los que fijarnos para crecer como adultos. Lecciones que aprender.

El niño que no paró hasta conseguir que su amigo discapacitado pudo subirse al columpio

Felipe es un niño argentino con una discapacidad motora que lo obliga a desplazarse con ayuda de un andador. Y Augusto es su amigo, que quiere jugar con él en un columpio doble y no ceja en su empeño hasta que consigue ayudarlo a subir a él. El vídeo se ha hecho viral en los últimos días y ha emocionado a medio mundo.

¿A qué adultos les da una lección? A todos esos insolidarios que siguen aparcando en los sitios reservados a minusválidos, por ejemplo.

¿Qué hemos aprendido? Que algunas personas necesitan un poco más nuestra ayuda que otras, pero que a un amigo nunca se le deja de lado.

Niños que se dejan crecer el pelo durante años para donarlo a enfermos de cáncer

Thomas Moore es un niño americano que, un día, vio a su madre conmocionada después de ver en internet el vídeo de una niña de cinco años que había perdido todo su pelo por un tratamiento de quimioterapia. La decisión de Thomas fue dejarse crecer el pelo durante dos años, lo cual fue suficiente para crear tres pelucas para enfermos de cáncer.

El caso de Vinny Desautels es muy similar y, al mismo tiempo, una prueba de lo cruel que puede ser a veces el destino. Vinny se dejó crecer el pelo 33 centímetros entre los 7 y los 9 años para donarlo a enfermos de cáncer. En ese tiempo, tuvo que afrontar incluso el bullying de alguno de sus compañeros de colegio, por parecer una niña. Lo triste del caso es que, poco después de conseguir su objetivo, a él mismo le fue diagnosticado un cáncer en estado avanzado, contra el que sigue batallando.

¿A qué adultos les da una lección? A quienes piensan que la solidaridad está reservada a personas con una situación económica boyante. Pelo... tenemos (casi) todos.

¿Qué hemos aprendido? Que todos podemos encontrar una manera de ayudar.

La niña que creó una ONG para llevar libros a los albergues para personas sin hogar

Mackenzie Bearup tenía 13 años cuando empezó a recaudar libros para albergues de personas sin hogar y de niños que han sufrido violencia o abusos sexuales. Ella misma sabía la importancia de buscar refugio en los libros, pues había pasado tres años con dolor crónico, en los que la lectura fue su mejor medicina. Unos cuantos años después, su pequeño proyecto se había convertido en Sheltering Books, una ONG que ya ha repartido más de 150.000 libros por albergues de todo Estados Unidos.

¿A qué adultos les da una lección? A quienes creen que el dinero lo es todo.

¿Qué hemos aprendido? Que una experiencia propia puede aplicarse para ayudar a los demás.

El niño que recaudó casi 250.000 euros para los damnificados del terremoto de Haití

Charlie Simpson era un niño de 7 años en 2010, cuando un fuerte terremoto devastó Haití. Pese a su corta edad, se propuso recaudar 500 libras para ayudar a comprar comida, agua y tiendas de campaña. Para ello, creó una campaña para recorrer 8 kilómetros en bicicleta contando con patrocinadores que donaran el dinero. Lo que nadie imaginaba era que la página a través de la que se organizaba la recaudación llegara a 211.936 libras.

¿A qué adultos les da una lección? A los que han perdido la esperanza de poder marcar una diferencia.

¿Qué hemos aprendido? Que, si nosotros damos lo mejor de nosotros mismos, la sociedad responderá de maneras que ni siquiera podíamos imaginar.

El niño amputado que prestó una muleta a su amigo para que pudiera ver el fútbol

No todos los actos solidarios tienen un objetivo gradioso o que vaya a mejorar las vidas de muchas personas. Y tampoco les hace falta para emocionarnos. A veces, un niño solo quiere que su amigo vea con él un partido de fútbol. ¿Hay algo más infantil que eso?

Santiago es un niño argentino de 10 años que perdió una pierna debido a una malformación genética. Fanático de Rácing de Avellaneda, no se quiso perder la despedida de su ídolo, Diego Milito. Un muro demasiado alto le impedía ver, así que se subió a una de sus muletas. Pero, entonces, se dio cuenta de que su amigo se lo estaba perdiendo y le prestó la otra. La imagen de ambos dio la vuelta al mundo. Unos meses después, el club le regaló a Santiago la prótesis que le ha permitido llevar una vida normal y hasta jugar a su deporte favorito.

¿A qué adultos les da una lección? A quienes es escudan en sus propios problemas para no ayudar a los demás.

¿Qué hemos aprendido? Que la solidaridad siempre tiene recompensa, de una u otra manera.

La niña que quiso conseguir la paz a través de un puesto de limonada

Jayden Sink es una niña de 5 años que salió un domingo de la iglesia un poco impresionada por el sermón sobre las guerras y la paz mundial. Decidió hacer algo en el momento y montó un puesto de limonada allí mismo, pidiendo un donativo de 1 dólar por vaso. No solo consiguió recaudar 400 dólares en ese mismo día, sino que se creó una campaña online que añadió otros 1.000 y que, hoy en día, va ya por más de 25.000.

¿A qué adultos les da una lección? A quienes han dejado que palabras como paz o solidaridad se conviertan en clichés más que en objetivos por conseguir.

¿Qué hemos aprendido? Que hasta un vaso de limonada puede ayudar a hacer del mundo un lugar mejor.

El niño que creó un canal de YouTube para ayudar a otros niños con diabetes

Tim Crosby es un niño de 6 años, diagnosticado de diabetes desde los 2, que decidió crear un canal de YouTube para explicar a otros niños en su situación, compartir experiencias y que no se sientan solos ni discriminados por su enfermedad.

¿A qué adultos les da una lección? A quienes creen que la edad, o cualquier otra limitación, es una excusa para no ser solidarios.

¿Qué hemos aprendido? Que, cuando algo nos vaya mal, siempre podremos encontrar la empatía de otros... aunque sea a través de YouTube.

La niña que creó una app para que nadie volviera a comer solo en el instituto.

Os contábamos esta historia la semana pasada. Natalie Hampton, de 16 años, creó una app después de pasarse un año comiendo sola en la cafetería de su instituto, para que a ningún compañero, ni en el suyo ni en ningún otro centro escolar, les pasara lo mismo. La app ayuda a unir a estudiantes que están solos en esa circunstancia.

¿A qué adultos les da una lección? A los que no hacen ningún esfuerzo por integrar a los demás.

¿Qué hemos aprendido? Que, a veces, los propios protagonistas hacen más por evitar el bullying que quienes tienen más herramientas para conseguirlo.

Imágenes | Unsplash.

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