Reconozcámoslo: limpiar las brochas de maquillaje es un rollo. Todas sabemos la teoría de que hay que hacerlo con mucha regularidad pero, al final, y siendo francas, lo hacemos menos de lo que deberíamos porque lleva su tiempo. Pues bien, eso era antes de descubrir uno de los sistemas más sencillos y efectivos que hemos probado en los últimos años y que es perfecto para aprovechar el tiempo de #yomequedoencasa.
Personalmente, desde que llegó a mis manos el guante limpiador de Sigma ha sido mi gran aliado para limpiar las brochas. Es un sistema relativamente rápido, sencillo y efectivo. Sin embargo, he de reconocer que después de probar este nuevo sistema casero, me parece que lo destierro completamente los demás.
Y es que durante este confinamiento, uno de mis planes beauty, sin duda, era limpiar las brochas de maquillaje. Tras 27 días en casa, por fin (¡sí, por fin!), me he decidido a hacerlo, ponerme manos a la obra pero siguiendo una técnica nueva que vi en un vídeo de Jamie Genevieve.
¿En qué consiste? Pues solo necesitamos por un lado agua tibia y un jabón líquido (os confieso que yo uso el de la cocina, sí con el que friego los platos, porque es el que mejor retira el maquillaje, sobre todo los de textura líquida), pero bueno, lo mejor y más recomendable es usar uno neutro, incluso, un champú como dicen los expertos. Y, por otro lado, necesitamos un colador. Sí, un colador de malla metálica fina.
Concretamente, yo tengo uno similar al de la imagen (14,97 euros) pero los podemos encontrar más baratos y dedicarlos en exclusiva a esto (2,47 euros).
Pues bien, solo tenemos que llenar un recipiente con agua tibia, echar el jabón directamente, mojar la brocha sucia y restregarla haciendo círculos suavemente por el colador. Veréis que es cuestión de magia porque en dos pasadas están perdfectamente limpias las brochas.
Quizá la única brocha que me han costado un poco más de limpiar es la típica plana tupida, como la Flat Kabuki E80 de Sigma (28 euros) que es mi preferida para la base, y que quizá estaba un poco sobrecargada de producto, pero aún así me ha llevado menos tiempo de lo que me lleva habitualmente.
Pero hablemos de datos. He limpiado 23 brochas, todas las que tengo, en menos de 10 minutos, palabrita, algo que en otras circunstancias me habría llevado aproximadamente más de media hora. Vamos, algo totalmente inimaginable y menos usando un sistema tan casero que nunca se me había ocurrido.
Ahora, las tengo todas encima de una toalla secándose tranquilamente (tampoco es que tenga prisa por maquillarme...) y, sin duda, nunca más me volveré perezosa en limpiarlas visto que con dos pasadas y muy poquito tiempo las tengo como nuevas.
Chicas, chicos, beauty adictos en general, probadlo estos días que estáis en casa porque no os arrepentiréis.
Fotos | Pixabay